En un mundo diverso, en el que las fronteras se han diluido, las distancias geográficas se han acortado gracias a los dispositivos de comunicación, las barreras se derrumbaron y lo cosmopolita es visto como un símbolo de apertura, avance social y cultura democrática, surgen visiones contrarias a ese espíritu de apertura que cuestionan los beneficios de dicha amplitud cultural.

Ejemplo de lo anterior es el incremento de preferencias por los partidos políticos con agendas a favor de un modelo único de familia, reticentes a otorgar o reconocer derechos a las mujeres, sobre todo, sobre su cuerpo, fervientes replicadores de la premisa de que existe una “ideología de género” que rechaza la naturalidad del sexo de las personas, negando el argumento de que el género se construye con base en un contexto cultural.

En el contexto del Brasil contemporáneo, en el que Jair Bolsonaro se erigió como presidente a pesar de sostener un discurso en contra de diferentes sectores minoritarios, la filósofa y artista visual Marcia Tiburi plantea que estas diferencias no sólo se quedan en el ámbito político sino impactan en la vida cotidiana de todas las personas, donde estas expresiones de diferencia encuentra un nicho en un mundo polarizado a través de la promoción de la paranoia, el miedo y el odio y del arraigamiento de discursos centrados en el eurocentrismo, la xenofobia, la discriminación, el prejuicio y el estigma.

Para la también artista visual, una de las soluciones para revertir la situación es el diálogo, y aunque pareciera utópico, lo propone como una vía para entablar una conversación con un fascista y así derribar esa idea del “otro” como un objeto ajeno, bajo la cual se han construido múltiples identidades en las que la exclusión para reducir al diferente a lo mínimo posible busca prevalecer, pero debe evitarse, de cualquier manera, como un imperativo moral de cualquier ser humano.

¿Cómo conversar con un fascista?

Marcia Tiburi
Ediciones Akal
2018