Voz de mujer que prevalece
“Los enemigos del Estado se dividen en dos categorías: aquellos a los que se puede hacer entrar en razón y los incorregibles, es decir, los no reeducables. El Estado, pues, ha de utilizar todos los medios a su alcance para eliminarlos”. Es el texto de una circular, fechada en 2005, que emitió uno de los ministros del gobierno ruso, ya encabezado por Vladimir Putin. La periodista Anna Politkóvskaya era uno de esos enemigos incorregibles, y tuvo que pagar un alto precio por levantar la voz.
El poder del testimonio llena por completo el escenario en Mujer no reeducable, monólogo de Stefano Massini que presenta una muestra del trabajo que Politkóvskaya realizó para documentar la guerra de Chechenia. Es la propia Anna quien habla, denuncia, confiesa, reflexiona. Por momentos muestra también su lado humano al dejar de lado la redacción periodística y narrar, simplemente –si se puede usar esta palabra–, el horror desbordado de la guerra.
Politkóvskaya fue una periodista comprometida con la verdad. Se expuso a todo tipo de riesgos a sabiendas de que era vigilada de cerca por uno y otro bando. Vivió incluso en carne propia la tortura, pero estaba convencida de que no podía callar.
Sólo un escritorio, una silla y unos papeles como escenografía enmarcan la impactante actuación de la primera actriz Teresa Selma, en cuyo cuerpo pequeño y delgado se recrean toda la fuerza y la pasión de las que era capaz Anna Politkóvskaya.
La periodista sabía que su trabajo le costaría la vida, pero no se detuvo. El cobro llegó el 7 de octubre de 2006, cuando recibió dos disparos en el elevador del edificio donde vivía. Sin embargo, en el Centro Cultural El Foco, cada sábado a las 19:00 horas, su legado sigue vivo y cada vez más personas pueden escuchar lo que Anna Politkóvskaya tiene, todavía, que decir.