Palabras secretas
En la antigua China, los lazos entre mujeres tenían un tinte especial. Como si de un prometido se tratara, las familias buscaban para sus hijas una perfecta lao tong o “alma gemela”, una niña de la misma edad que se convertiría en su amiga y confidente para toda la vida. La selección era cuidadosa y la ceremonia que las hermanaba, muy solemne.
Para afianzar el vínculo con su lao tong, que era mucho más que una amiga o una hermana, las niñas debían aprender un lenguaje secreto que era usado sólo por las mujeres: el nu shu. A través de cantos, poemas e historias, las mujeres preservaban esta forma de comunicación de escritura silábica, diferente a la china donde un carácter representa una palabra. El objetivo era poder escribir a su lao tong sobre un abanico, el cual viajaría de ida y vuelta entre las casas de las pequeñas, portando las noticias felices o tristes que le iban sucediendo a cada una.
En su libro El abanico de seda, la escritora Lisa See (de origen chino pero criada en Estados Unidos) narra estas y otras tradiciones a través de los ojos de Flor de Nieve, una pequeña de origen campesino que, como todas las de su pueblo y de la China de entonces, comienza el tortuoso camino para obtener sus “pies de loto”, un vendaje muy drástico que obligaba a los pies a doblarse sobre sí mismos para hacerlos minúsculos –la medida “ideal” era de 7 centímetros de largo y no debían sobrepasar los 10–.
Flor de Nieve recuerda su infancia y describe cómo fue aprendiendo su lugar en la escala social, primero, por su condición de mujer, y después por el bajo nivel económico de su familia. Aunque ella se sentía menos graciosa y obediente que sus hermanas mayores, una casamentera de gran prestigio ve algo especial en ella. Está segura de que puede conseguirle un buen marido y, primero, una excelente lao tong.
Cuando crece, la joven procura seguir todas las indicaciones que la harán una buena esposa y madre, pero se presenta un malentendido y su papel de alma gemela comienza a correr peligro.
El abanico de seda
Lisa See
Editorial Salamandra/2006