Llegado a su nuevo hogar en una pequeña aldea musulmana, Amy, una niña de once años, se encuentra con que edificios grandes, cuartos compartidos, una habitación prohibida y lugares especiales para la doctrina forman parte del cotidiano ahora. Un día, en la lavandería del edificio, suena la música moderna a todo volumen y hay movimientos corporales inusuales. Sus ojos no pueden dar crédito al baile que hace Angélica, mientras ella devuelve la mirada y hace que Amy salga del lugar, sorprendida.

Rápidamente, Amy comprende que Angélica no es una niña cualquiera y sus motivaciones se vuelcan hacia un solo objetivo: ser una integrante de Guapis, un grupo de baile moderno creado por Angélica para concursar en certámenes y así “ganarles a las perras de Sweety Swaag”, adolescentes que gracias al exhibicionismo, según Angélica, han ganado popularidad en el mundo del baile.

Estos intereses envolvieron la vida de Amy en dos contextos contrastantes. Por un lado, la emancipación de los valores tradicionales que le habían impuesto y por el otro, la entrada al mundo en donde mostrar su cuerpo y hacer retos para ganar seguidores era importante, la competencia un estilo de vida y la violencia parte de ésta. Todo, cargado de un desconocimiento total sobre las implicaciones de cada uno de estos eventos en los que resaltan el acoso sexual, el estrés por encajar socialmente y la hipersexualización de las niñas gracias a una crisis de la modernidad donde los modelos aspiracionales se limitan a “ser como las Kardashian”.

Momentos complejos son puestos en evidencia en la ópera prima de Maïmouna Doucouré, Guapis (Francia, 2020), donde se mezclan valores tradicionales, cultura digital, ejercicio de la sexualidad sin información y transición de la niñez a la adolescencia limitados a la prohibición, el castigo y la culpa de lo que pasa con sus cuerpos y sus deseos. El filme es una fuerte crítica a las formas expresivas del mundo digital, la cultura pop y los motivos que llevan a las infancias a desear una vida alejada de la adultez, pero en entornos perjudiciales para ellas.

Guapis

Maïmouna Doucouré, Francia (2020)

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