Mudanzas en busca del reconocimiento social
Valentina se despide de sus amigas en medio de luces neón y música que invita a unir los cuerpos. Un hombre se le acerca eufóricamente con intenciones de besarla y mientras él va por un trago, otro le comenta al oído algo que hace que el amable adolescente tuviera un cambio radical para abalanzarse hacia ella, cuestionar su identidad y ahorcarla sin hasta que quien organiza la fiesta se presenta.
En casa y en compañía de su madre, ambas determinan que mudarse no ha sido una opción, sino la regla ante situaciones que ponen en peligro su vida. De esta manera una nueva comunidad abrió espacios para comenzar de cero. La escuela le brindó cobijo y mientras comenzaba el ciclo escolar, tomó clases de recuperación después de haber desertado de su antigua escuela.
Valentina encontró nuevas amistades cuyas experiencias de vida son un cruce entre la vulnerabilidad social, el intercambio de conocimientos colectivos y la distracción en espacios locales entre arboledas, ríos y escuela. Sin embargo, fue en la fiesta de año nuevo y un diablo incógnito que intentaba abusar de ella quienes le dieron un recordatorio de las posibles problemáticas que enfrentaría nuevamente al ser descubierta como adolescente trans.
Desde este momento, la persecución, el acoso digital, las amenazas y la doble moral de personas que ante el barrio se pintaban como ejemplo a seguir, fueron el impulso para que ella y su madre buscaran hogares seguros, así como enfrentar la lucha interna de su padre por defender a su hija pese a la distancia que marcaba con ella.
La diversidad sexual, el avance legislativo del reconocimiento de la identidad trans y el apoyo de madres y padres en la transición toman forma en Valentina (2020), filme brasileño que expone además, la importancia de la escuela como espacio de laicidad y como institución formadora de la inclusión.
Valentina
Director: Cassio Pereira dos Santos
Netflix, 2020