Un antimanual no sexista
El lenguaje es uno de los terrenos donde se han librado las últimas batallas con respecto a la igualdad y a la inclusión de las personas con base en su género. Por un lado, hay quienes apelan a la posibilidad del uso de lo neutro o la adaptación de la lengua al mismo para evitar una acción discriminatoria y excluyente, y por otro, aquellos tradicionales, que consideran que la lengua española garantiza la inclusión a través de la predominancia del uso del masculino o de palabras referentes a dicho género como sustantivos colectivos.
El debate se ha llevado a cabo en múltiples espacios, incluidos los órganos colegiados especialistas en el uso de la lengua, sin llegar a un acuerdo hasta el día de hoy sobre la aceptación académica de visiones lingüísticas no binarias, impulsadas desde el feminismo y la disidencia sexual.
En medio de la discusión, aparece el Antimanual de la lengua española para un lenguaje no sexista para conocer las formas en que pueden utilizarse el lenguaje, y en ese espíritu crítico que le da origen, dejar en claro que nadie puede prohibir su uso y su adaptación por parte de ciertos sectores sociales.
Redactado por integrantes del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, se subdivide en un ensayo sobre la importancia del lenguaje no sexista; otro intitulado La lengua no nace, se hace; uno más, nombrado El uso del lenguaje no sexista en la lengua escrita; y uno de cierre, Convenciones en movimiento.
Una de las preguntas derivadas de la lectura de este manual es la de qué tan necesaria es la modificación de una lengua para no ser excluyente. Como señalan sus páginas, “la forma en que hablamos y escribimos está marcada por un sesgo masculino que ha sido excluyente en todas sus formas, en este sentido, busca incidir en la transformación del lenguaje para que incluya a más seres humanos y, de este modo, borrar la marca falocéntrica que conlleva el hablar en clave masculina”.
Contestatario desde su portada, en la que se conjugan 18 banderas de la disidencia sexual, propone el uso de «-e», «x», «_», «@», pero de la misma manera el desdoblamiento de los determinantes “los” y “las”, los sustantivos colectivos y neutros, pronombres y determinantes sin género, además de una léxica y una vocabularia activista