Violencia machista a la francesa
Una mujer es asesinada a manos de su pareja o expareja cada tres días en territorio francés, es decir, alrededor de 120 mujeres al año pierden la vida de esa manera. En años recientes, el presupuesto destinado a la prevención de los homicidios dolosos de mujeres se redujo treinta veces con respecto a lo que dedican otros países del continente europeo al mismo rubro. La ley francesa no contempla el delito de feminicidio, aunque sí reconoce al sexismo como una agravante del delito de homicidio.
En ese contexto fue asesinada Laetitia Perrais, una joven de 18 años cuyo nombre se insertó en el imaginario francés después de los hechos ocurridos la madrugada del 18 de enero de 2011 en el departamento de Loira Atlántico, al noroeste del “hexágono”, como llaman sus habitantes a Francia.
Por meses, este crimen fue objeto de discusión en todas las esferas sociales francesas, incluida la presidencial, pues el entonces mandatario francés, Nicolás Sarkozy, también se involucró en el tema, al igual que muchos otros tomadores de decisión y medios de comunicación, que dieron amplia cobertura al suceso. Incluso, puso en jaque al sistema judicial francés.
A manera de rompecabezas, el periodista e historiador Ivan Jablonka busca ensamblar una serie de piezas, pero no las que lleven al lector a descubrir al culpable del crimen, sino las que conduzcan a revelar como en un país donde históricamente se ha apelado a la defensa de las libertades, las mujeres aún no puedan gozar de ellas de manera plena.
Algunas preguntas saltan: ¿existe un solo culpable?, ¿todas y todos están involucrados?, ¿se pudo prevenir el crimen?, ¿había otras opciones de vida para la víctima?, ¿el culpable es producto de una sociedad que no ha garantizado la equidad y la igualdad? En Laetita o el fin de los hombres, Jablonka se inmiscuye en las razones por las que este suceso dejó de ser un asunto de importancia local y trascendió. Tal vez porque cualquier mujer podría ser la próxima Laetitia.
Laetitia o el fin de los hombres
Ivan Jablonka
Anagrama, 2017