Sin señas particulares
Sin señas particulares (2020), primer largometraje de ficción de la directora mexicana Fernanda Valadez, tiene su estreno comercial esta semana. Se trata de una incursión valiente y oportuna al drama de las personas desaparecidas en México. Magdalena (Mercedes Hernández), protagonista del filme, es una mujer madura, originaria de Guanajuato, en busca desesperada de su hijo Jesus, quien tres años atrás partió hacia Estados Unidos en busca de trabajo, y de quien ha perdido toda pista de su paradero. Su indagación personal y solicitud de ayuda a las autoridades se topa invariablemente con una indiferencia desdeñosa.
A Chuy, una de las muchas madres en situación similar a la suya, un oficial le señala imperturbable: “Si su hijo se marchó sin permiso de sus padres, no se trata ya de una persona desaparecida, no hay crimen que perseguir”. A la indescriptible situación de desamparo de la madre de Jesús, le sigue el pavoroso itinerario por las morgues tratando de identificar el cuerpo de su hijo entre una multitud de cadáveres anónimos, todos ellos “sin señas particulares” que destacar.
En medio de esta desolación, en la que hay una alusión temerosa a la posible intervención del diablo, la trama escrita por la cineasta y por Astrid Rondero opera un giro sorprendente: del tono semidocumental transita a un relato con tintes fantásticos. En su camino la madre se ha topado con Miguel (David Illescas), un joven bracero que regresa de Estados Unidos buscando a su familia que vive bajo la amenaza del crimen organizado. Entre los dos personajes surge una conmovedora complicidad afectiva. Todo apuntaría así a un desenlace de consuelo mutuo, y sin embargo la película le reserva al espectador sorpresas más enigmáticas y sombrías, más en sintonía con una situación de violencia atroz en el país que difícilmente admite ficciones optimistas. Se exhibe desde esta semana en salas de Cinépolis y en la Cineteca Nacional.
Sin señas particulares
Directora: Fernanda Valadez
México, 2020