En medio del juicio que Daniel enfrenta por tentativa de feminicidio, violencia de género y drogadicción, Alicia, su madre, inicia una búsqueda para que él no pise la cárcel mientras testifica en el juicio de Gladys, su trabajadora del hogar cuya acusación se centra en un homicidio estigmatizado que “no tiene perdón de Dios”. Secretos a voces, servidores públicos corruptibles y un profundo amor que ciega la razón consiguen la libertad de Daniel, mientras que Gladys se suma a la estadística de la impunidad del sistema en materia de justicia ante lo que parece ser un delito agravado por el vínculo, es decir, matar a su descendiente recién nacido.

Con el paso del tiempo, Alicia ordena el rompecabezas sobre Daniel, su nuera conoce un lado de ella que renueva la relación y Gladys decide expresar lo que antes no en pro de la custodia de su hijo para Alicia. Esta triada entre el amor maternal, la violencia de género y la vulnerabilidad son narrativas cinematográficas basadas en hechos reales retratadas en Crímenes de familia, de Sebastian Schindel (2020). El filme aborda los casos de tres mujeres que a su vez son madres envueltas en una telaraña de mentiras, incredulidades y aseveraciones vinculadas al parentesco. Los tres ejemplos funcionan como una radiografía contemporánea sobre violencia sexual, moralidad, trabajo del hogar, pobreza y deficiencias jurídicas en un contexto con el que seguro más de una persona se identifica.

En casi 100 minutos, la película comprende distintas reflexiones: ¿qué es lo que hace que una madre no quiera a su hijo?, ¿un evento traumático puede hacer que una persona cometa un crimen sin darse cuenta?, ¿hasta dónde están los límites del amor para apoyar a las hijas y los hijos?, ¿cómo se llega a una acción efectiva sobre atención a las mujeres que viven violencia de género? Cada una de estas preguntas es difícil de contestar sin una perspectiva interdisciplinaria que permita identificar acciones concretas y efectivas.

Crímenes de familia

Director: Sebastian Schindel

Argentina, 2020