Fuera tabús
A la pregunta de ¿cómo es sexualmente el mexicano?, el escritor Carlos Monsiváis dedicó ríos de tinta para criticar la moral propuesta por la Iglesia católica mexicana y documentar aquellos momentos en que personas y colectivos irrumpían y proponían nuevas formas de vivir la sexualidad en un marco de libertad. Su interés por el tema rebasó las páginas de sus libros y fue un aspecto central de sus colecciones de grabados, libros, piezas de arte, historietas, revistas, periódicos, carteles, fotografías, entre muchos otros objetos que dieron vida al Museo del Estanquillo.
Parte de esos objetos, entre los que destacan dibujos del cineasta ruso Serguei Eisenstein, fotografías del Archivo Casasola o de Nacho López conformaron la exposición ¡Que se abra esa puerta! Sexualidad, sensualidad y erotismo, una crónica visual de los usos y costumbres sexuales de la población mexicana y su proceso de liberación sexual, cuya esencia reside en el alejamiento de la moral impuesta por la jerarquía católica, y en la crítica hacia la misma, sobre todo en la transición al siglo XXI, cuando diversas investigaciones periodísticas pusieron en duda el celibato sacerdotal y “las buenas costumbres” de los representantes de Dios en la tierra.
A pesar de que el tema está presente en la vida cotidiana de las personas, la moral incorporada en la mentalidad mexicana no ha permitido que el tema esté a flor de piel a pesar de la llegada de las teorías feministas, la liberación sexual, la despenalización del aborto, la irrupción de los colectivos de la diversidad sexual en la esfera pública, entre otros sucesos, pero si comienza a ganar espacios que se han traducido en leyes y otro tipo de medidas.
Con textos de Rafael Barajas, El Fisgón, y Alejandro Brito, el catálogo de la exposición ofrece un recorrido desde el catecismo del Padre Ripalda, documento que intentó guiar diferentes aspectos de la vida de millones de mexicanos, entre ellos la sexual, hasta las fotografías de desnudo tomadas por Spencer Tunick en el Zócalo capitalino, un símbolo de la desacralización de la sexualidad en México.