A todo el personal de los servicios de salud de México involucrado en la atención del COVID-19:
Desde Católicas por el Derecho a Decidir les enviamos nuestros mejores deseos de bienestar en las circunstancias tan complejas que estamos viviendo en la contingencia por el COVID-19.
En medio del confinamiento hemos descubierto que nuestra vulnerabilidad es global, que el cansancio de nuestros cuerpos y del planeta se está expresando en esta pandemia, que no tenemos respuestas sencillas y que el personal involucrado en los servicios de salud requiere poner en práctica toda su capacidad, experiencia, fortaleza y recursos para salvaguardar la vida de quienes están en sus manos, así como sus propias vidas.
Estamos seguras de que, a pesar de las limitaciones de nuestro sistema público de salud, ustedes están haciendo todo lo humanamente posible para disminuir los daños de esta pandemia global. Le expresamos nuestra gratitud a todas aquellas personas implicadas en prevenir, atender y mitigar los efectos de la pandemia por su invaluable esfuerzo, a veces a costa de su propio bienestar, en especial a quienes están en primera línea protegiendo la vida y la salud de las personas enfermas de COVID-19 que se encuentran hospitalizadas.
Comprendemos, de alguna manera, que su labor no sólo implica atender a tantas mujeres y hombres enfermas y enfermos, sino también brindarles compañía y darles ánimo, así como consolar a los familiares de quienes lamentablemente están falleciendo.
En estos momentos en los que fieles de distintas confesiones se preguntan dónde está Dios, nosotras decimos, sin dudar, que está en el personal de salud a través de sus esfuerzos, sus capacidades, su atención y preocupación por lograr el bienestar de cada persona enferma, y en el apoyo y aliento que brindan a las familias. También está en la responsabilidad y la solidaridad que han asumido miles de mujeres y hombres que saben que al cuidarse ellas y ellos mismos están cuidando a los demás y con ello contribuyen al bien común. Para quienes profesamos la fe católica, el mandato de Jesús “Amarás al prójimo como a ti mismo” cobra gran relevancia en esta coyuntura porque significa que cada persona debe procurar la salud, la seguridad y la felicidad de los otros, como debe hacerlo con ella misma.
Agradecemos infinitamente al personal de los servicios de salud por todo lo que está haciendo, más allá de sus fuerzas y los recursos limitados con los que cuenta, circunstancia que inevitablemente lo enfrenta a dilemas éticos y decisiones difíciles. Y agradecemos también a sus familias y seres queridos, que lo acompañan con incertidumbre y preocupación, pero sobre todo con un intenso cariño y admiración por su trabajo.
Llamamos:
A la sociedad mexicana a que valore los esfuerzos sobrehumanos que está empeñando el personal de salud en este crítico momento, así como a evitar que el temor, la incertidumbre, la angustia o el aislamiento se traduzcan en formas de rechazo, exclusión y estigmatización del personal de salud.
A los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, a que trabajen de manera coordinada; instrumenten estrategias efectivas de prevención respetando los derechos humanos; destinen todos los recursos necesarios para atender a la población afectada por el coronavirus, y doten del equipo necesario al personal de salud a fin de que pueda realizar sus imprescindibles labores de manera protegida.
Atentamente,
Católicas por el Derecho a Decidir