Cánceres hematológicos
En México, los mielomas se presentan con mayor frecuencia entre las personas de 50 y 60 años, mientras que las leucemias son más comunes en menores de 10 años, representando alrededor de 30 por ciento de los casos de cánceres pediátricos. Ambos son diferentes tipos de cáncer presentes en la sangre, que requieren de una atención inmediata ante sus efectos en el organismo.
De acuerdo con Josué Ruiz Contreras, hematólogo del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social, los cánceres hematológicos se originan en las células de la sangre, la médula ósea o el sistema linfático y se desarrollan cuando hay un crecimiento anormal de células impidiendo el funcionamiento correcto del sistema inmunitario y de la producción de sangre.
La médula ósea es un tejido esponjoso y graso que se encuentra en el interior de los huesos y es el responsable de producir células sanguíneas como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Sin embargo, cuando hay un crecimiento anormal de estas células, es posible que este derive de hasta tres tipos diferentes de cáncer.
Tipos
La leucemia es un tipo de cáncer que se desarrolla en la médula ósea y afecta a los glóbulos blancos, encargados de defender al organismo contra infecciones. Este tipo de cáncer afecta las células lifoblásticas y mieloblásticas y su desarrollo puede ser agudo (avance rápido) o crónico (avance lento).
Los linfocitos son parte del sistema inmunológico, por lo que su función permite combatir infecciones y eliminar sustancias que el cuerpo no necesita. El sistema linfático es una red que involucra la médula ósea, el bazo, los ganglios y vasos linfáticos y en él se puede desarrollar otro tipo de cáncer en la sangre.
Uno de sus tipos es el Linfoma de Hodgkin (LH), caracterizado por la presencia de células llamadas Red-Sternberg que suele ser muy tratable incluso en etapas avanzadas; sin embargo, estos linfomas comprenden más de 60 tipos y pueden tener crecimiento lento o ser muy agresivos.
Los mielomas son otro tipo de cánceres que afectan a las células plasmáticas, también productoras de anticuerpos llamados inmunoglobulinas, que al igual que los dos tipos anteriores se multiplican sin control, aunque en este caso dentro de la médula ósea, lo que permite desplazar tanto a los glóbulos blancos y rojos como a las plaquetas. Este tipo de cáncer produce un anticuerpo normal llamado proteína M que también puede dañar huesos y riñones.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas más comunes de la leucemia son cansancio extremo, infecciones frecuentes, sangrados o moretones que se generan fácilmente, palidez, fiebre y pérdida de peso.
Los síntomas más frecuentes de los linfomas se caracterizan por un aumento de ganglios linfáticos sobre todo en cuello, axilas e ingles, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso sin intención, cansancio, picazón en la piel y dolor abdominal o sensación de llenura (si el bazo está aumentado).
Los síntomas más comunes del mieloma son sed intensa, náuseas o vómitos, estreñimiento, confusión y somnolencia y dolor abdominal, los cuales suelen ser causados por calcio elevado en la sangre. En etapas más avanzadas puede propiciar insuficiencia renal por acumulación de proteínas, esto puede generar inflamación en las piernas, presencia de orina espumosa e hinchazón en las piernas.
También son comunes las fracturas por golpes leves que no corresponden al impacto, así como los dolores lumbares crónicos.
El diagnóstico se puede obtener a través de un aspirado de médula ósea, consistente en la extracción de una muestra para buscar una patología específica, que permita identificar el tipo de cáncer y la variante que se ha desarrollado. O a través de los análisis de citometría de flujo, que tiñen las células y permiten identificar ciertos marcadores confiables. En cualquier caso, cuando se presentan tumores como los linfomas se requiere una biopsia que precise la patología.
Tratamiento
Ruiz Contreras explicó que el tratamiento para leucemia puede variar de acuerdo con el tipo que se desarrolle, por lo que puede ir desde quimioterapias, radioterapias, terapias dirigidas, inmunoterapias hasta el trasplante de médula ósea.
Los avances en el tratamiento personalizado han permitido mejorar notablemente el pronóstico de los cánceres hematológicos, ajustando la terapia al tipo específico de tumor. Pero la expectativa de vida varía ampliamente según la agresividad y el tipo de cáncer.
El especialista remarcó a Letra S que el no prestar atención temprana a los síntomas puede empeorar significativamente el pronóstico, especialmente si se trata de una enfermedad grave, incluso algo que parece tan simple como una anemia, puede ser señal de un problema más serio si no se evalúa de forma adecuada.