El Rey que retó a las normas
En plena pandemia, el comerciante de arte británico Philip Mould hizo un hallazgo inesperado: una pequeñísima pintura ovalada, del tamaño de la palma de una mano. Se trata de un retrato que, en principio, se pensó que mostraba a Sir Walter Raleigh, el célebre explorador inglés. Sin embargo, una restauración cuidadosa reveló una firma y una fecha que explicaban aquel objeto.
La miniatura resultó ser un retrato del rey Enrique III de Francia, pintado en 1578. Esta obra sobrevivió a los siglos, a revoluciones y saqueos, para dejar constancia de una controvertida figura de la monarquía francesa.
Enrique III gobernó Francia entre 1574 y 1589, periodo marcado por las Guerras de Religión entre católicos y protestantes. Pero más allá de la política, Enrique III pasó a la historia por su estilo de vida refinado, teatral y escandaloso para la época. Su afición por la moda, el maquillaje y los perfumes era tema de rumores en toda Europa.
De acuerdo con la Revista del Instituto Smithsoniano, hay evidencia histórica de que el rey tenía relaciones sexuales y amorosas tanto con hombres como con mujeres, además de que disfrutaba de la compañía de un peculiar grupo de hombres jóvenes, apodados “mignons”, elegidos por su belleza y lealtad.
El retrato descubierto, que hoy está siendo ofrecido al Museo de Louvre, muestra a Enrique III con un prominente cuello de encaje, joyas delicadas y un gorro decorado, símbolos de su gusto exquisito que contrastaba con la imagen del monarca guerrero que muchos nobles franceses esperaban. Su apariencia era, para algunos, afeminada, y una provocación política y moral.