Carlos Bonfil, función continua
Este espacio fue ocupado durante años por nuestro querido compañero y fundador de esta publicación, Carlos Bonfil. Ideado con el propósito inicial de dar cuenta de los efectos y las resistencias culturales a los prejuicios y los intentos de confinamiento moral de las personas afectadas por el sida, Bonfil lo transformó cuando fue necesario, luego de las conquistas de los derechos de las personas con VIH, en un espacio de crítica cultural y cuestionamiento a la intolerancia conservadora y a los intentos supremacistas de exclusión basados en prejuicios homofóbicos, racistas y misóginos, entre otros.
De su pluma destacan sobre todo las reseñas biográficas de personalidades y creadores queer de la cultura y del arte que contribuyeron con su obra a dar visibilidad a las disidencias sexuales y a romper con estereotipos sexuales y de género. Esta vez toca rendir homenaje al creador de esta sección, quien con su elegante y fluida prosa contribuyó a desmantelar los argumentos espurios de la derecha autoritaria, y a promover las obras y reflexiones del humanismo radical.
Un mentor de lujo
Cuando a inicios de 1995 un grupo de entusiastas activistas gay, comunicadores y de otras profesiones imaginamos el proyecto de editar una publicación periódica dirigida a contrarrestar la desinformación y los prejuicios construidos entorno al sida y a quienes lo padecían, Carlos Bonfil, destacado crítico de cine, propuso incluir una sección de Cultura destinada a reseñar las obras de artistas y escritores afectados por el VIH en donde exponen de manera lúcida su condición de vivir con un padecimiento extremadamente estigmatizado. Así, Bonfil tradujo y reseñó textos de cineastas como Cyril Collard y Derek Jarman, de escritores como Hervé Guibert, Guy Hocquenghem y Reinaldo Arenas, de pensadores como Michel Foucault y Gianni Vattimo. Se abocó en particular a abordar las representaciones del VIH y el sida en la cinematografía nacional e internacional.
En sus más recientes entregas, Bonfil se ocupó de reflexionar sobre el avance de la extrema derecha global con su agenda excluyente y antiderechos, espoleada por el ascenso de Donald Trump al poder en EE. UU., así como sobre los discursos masculinistas denostadores del avance de los derechos de las mujeres y sobre los discursos de odio en contra de las minorías sexuales.
Mes con mes, a lo largo de casi 30 años, Carlos Bonfil acudió a las juntas editoriales de este suplemento periodístico, aportando con sus reflexiones a los análisis coyunturales y proponiendo siempre temas novedosos a abordar en las diferentes secciones. Políglota de formación, tradujo textos del inglés y del francés. Entrevistó a intelectuales y científicos renombrados en su paso por México, como el sexólogo inglés Jeffrey Weeks y el descubridor del VIH Luc Montagnier, entre otras personalidades. Incluso, por un tiempo se ocupó de la sección de Prevención con el interés de acercar la información a las y los jóvenes que iniciaban su vida sexual. Y de manera por demás generosa, revisó y corrigió por un tiempo los textos de jóvenes principiantes antes de ser publicados en el suplemento. De ese modo, sin proponérselo, fungió como un mentor de varios y varias integrantes y colaboradores del mismo.
En su faceta de activista se involucró y formó parte de la Comisión Ciudadana Contra los Crímenes de Odio por Homofobia junto a Carlos Monsiváis. A ese tema también dedicó varios de sus más destacados textos
Al cine por la pasión
Teniendo al lector como prioridad, Bonfil aplicó en sus colaboraciones del suplemento el mismo criterio que en sus reseñas de cine publicadas cada domingo en La Jornada por más de 35 años. Hay que allegarle al lector la información que le ayude a forjarse su propio criterio, solía aconsejar. Por lo mismo, nunca cedió a la complacencia de calificar si una cinta le parecía mala o buena. Esa tarea se la dejaba al espectador, a quien procuraba guiar y dar pistas para una mejor apreciación. Una característica muy suya fue la de contextualizar los filmes que reseñaba, ya fuera por su relevancia cinematográfica o por su importancia temática.
El cine fue su pasión. Ávido cinéfilo, a diario acudía a la Cineteca Nacional cuya cartelera agotaba pronto viendo hasta tres películas en un día. Eso sin contar las que contemplaba en videos caseros o plataformas digitales. Siempre estaba al día de lo que se proyectaba, y tiro por viaje criticaba la mediocre oferta de la cartelera comercial y el desprecio de las cadenas distribuidoras por el espectador. En contraste, apoyó al cine independiente y alternativo de escasa distribución, sobre todo a los talentos emergentes. Un particular interés dedicó al cine de temática gay o de diversidad sexual y de género que se proyectaba sobre todo en festivales como el Mix México o en las Semanas de cine francés y alemán.
Su elegante y bien pulido estilo de sutil ironía, que aborrecía de las frases hechas y de los lugares comunes, lo plasmó también en los libros que escribió, de los que destacan los volúmenes dedicados a Cantinflas y al director de cine negro Roberto Gavaldón, así como el que público al alimón con Carlos Monsiváis: A través del espejo: el cine mexicano y su público. Y como un homenaje a su amigo y cómplice cinéfilo realizó, al año de su fallecimiento, la curaduría de la exposición titulada “Del rancho a la capital. El cine mexicano de Carlos Monsiváis” en el Museo del Estanquillo, con fotografías, carteles, stills, lobby cards, dibujos e ilustraciones que el mismo Monsiváis coleccionó y que se encuentran resguardados en ese museo.
A ambos los unió la pasión por el séptimo arte, solían reunirse frecuentemente en el cineclub “Doña Ema Roldán”, como bautizó Monsiváis a las tertulias cinematográficas realizadas en su casa. Compartían el gusto por el cine negro y los musicales de Hollywood de la época dorada.
Además, el crítico de cine de La Jornada fue una presencia constante en festivales y reseñas cinematográficas tanto nacionales como internacionales. De hecho, participó en la creación del Festival Internacional de Cine de Morelia, de donde por años fue uno de los seleccionadores de las obras participantes. En 2021, le fue otorgado el Premio Guerrero de Oro al Mérito Periodístico por la Red de Prensa Cinematográfica de México en reconocimiento a su destacada trayectoria en el periodismo cinematográfico, reconociendo su labor como crítico, ensayista y promotor incansable del cine mexicano e internacional.
Carlos Bonfil se fue como vivió: mirando cine. Unas horas antes de su partida, el 18 de junio pasado, contempló con el asombro de un niño, como si la viera por primera vez, su escena favorita de Cantando bajo la lluvia, donde Gene Kelly baila y canta magistralmente con un paraguas en mano, la que quizás sea la mejor escena musical de todos los tiempos. Ahora Carlos Bonfil nos mira desde el otro lado de la pantalla, instalado en el mundo de la ficción, protagonizando nuestros recuerdos en el largometraje de la memoria cinemática.
Colofón pertinente
De aquí en adelante, trataremos de darle vida a esta sección en memoria y agradecimiento a su creador, sin pretensiones de igualar su maestría en el manejo del lenguaje, su refinada ironía, su amplia cultura, su estilo sobrio, acendrado y preciso de expresarse. Porque en eso, Carlos Bonfil es irremplazable.