El gran éxito de la serie Adolescencia, proyectada en una plataforma digital, ha desatado múltiples reflexiones sobre el gran impacto negativo de las redes sociales en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes. La manera inteligente y dinámica en que es presentada la trama -un adolescente de 13 años mata a una compañera de escuela por sentirse agraviado en su autoestima al verse rechazado y burlado en redes sociales-, ha calado en la sensibilidad social y alertado sobre las comunidades virtuales con contenidos tóxicos que pululan en la machósfera como los grupos llamados incel (célibe involuntario), con contenidos sexistas y misóginos altamente degradantes.

La serie expone claramente la manera como la familia y la escuela, las instituciones formadoras de valores por excelencia, están perdiendo la batalla frente al fenómeno de la realidad virtual. Si bien la adolescencia es la etapa de mayor confrontación y conflicto con dichas instituciones, cuando las y los adolescentes tienden a dar más importancia a las normas grupales de género que a las disciplinas institucionales, en el presente es esa red de comunidades virtuales las que están dictando las normas de género grupales. Las redes sociales son las formadoras de las nuevas generaciones en detrimento de la verdadera formación en valores que solo la familia y las instituciones educativas les pueden proporcionar.