Generaciones rompen los roles — letraese letra ese

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Generaciones rompen los roles


La última década del siglo XX fue testigo de lo que algunos han llamado la revolución informática, esa incorporación total de las computadoras y dispositivos con conexión a la Gran Red Mundial, a todos los ámbitos de la vida, pública y privada, con un intenso avance en su desarrollo científico y tecnológico y la globalización de la comunicación. Un momento en el que, de acuerdo con el sociólogo Manuel Castells, “las actividades básicas que configuran y controlan la vida humana en cada rincón del planeta están organizadas en redes globales”, y que, al paso del tiempo, se ha intensificado.

Por ello, refiere este estudioso de las tecnologías de la información, “las redes de comunicación electrónica, asociadas a internet y potenciadas por la conectividad inalámbrica y los aparatos portátiles, están presentes y los usamos en los distintos espacios de la vida social y en las múltiples actividades humanas: el trabajo, la escuela, el hogar, la calle, pagar servicios, entretenimiento, contactos personales, información”.

De esta manera, en nuestros días, “el ser-estar se desenvuelve en un entorno altamente comunicativo e interconectado que determina y transforma el sentido de nuestras relaciones sociales, en la vida real y en la virtual”, infiere el autor de La Galaxia Internet.

Socialmente, estos cambios dieron origen a lo que algunos estudiosos de la sociedad denominaron como generación Z o centenials, reconocida bajo esos motes u otros como generación net o nativos digitales. En realidad, esto responde a que, a diferencia de todas las otras generaciones de la humanidad, es nativa digital, en el sentido de que sus integrantes son las primeras personas en estar inmersas totalmente entre ambientes físicos analógicos y virtuales digitales, pues las tecnologías de la información han estado a su alcance desde etapas tempranas de su vida.

De acuerdo con Marc Prensky, quien acuñó el concepto de natividad digital en 2001, se les considera así a quienes “se han acostumbrado por inmersión al encontrarse, desde siempre, rodeados de ordenadores, videos y videojuegos, música digital, telefonía móvil y otros entretenimientos y herramientas afines”, y por ende “no es exagerado considerar que la mensajería inmediata, el teléfono móvil, Internet, el correo electrónico, los juegos de ordenador... son inseparables de sus vidas”.

La generación Z

Nacidos entre los últimos años del siglo XX y comienzos del XXI, quienes integran esta generación han modificado sus nociones de educación, desarrollo profesional, consumo e interacción personal. Si algo les define es la Z que se les ha asignado como letra identitaria, aunque puesta a discusión, pero cuyo sustento es que son la generación del zapping, de ese constante cambio sin echar raíces, sino más bien, experimentar en diferentes rubros, por un corto tiempo. En los casos de las actividades educativas y laborales, prefieren que sean a distancia, sin que estas acaparen todo su tiempo disponible. En cuanto al consumo, buscan buenos precios, pero también que las marcas que eligen sean responsables y respetuosas con el medio ambiente, además de optar por las experiencias, pues valoran más el sentir y activar sus emociones, para poder compartir contenidos en la red.

A diferencia de las generaciones antecesoras, buscan ser independientes y emprendedores y, sobre todo, ser sus propios jefes. Sus fortalezas incluyen realización de múltiples actividades simultáneamente, la orientación a metas, actitudes positivas y un estilo colaborativo. Dan prioridad al progreso rápido dentro de las organizaciones; ellos eligen dónde y cómo trabajar, son independientes y prefieren entornos flexibles que les permitan tener un balance entre la vida personal y la vida profesional.

 

Las generaciones zeta y alfa, a diferencia de todas las generaciones previas, son nativas digitales, en el sentido de que sus integrantes han estado totalmente inmersos entre ambientes físicos analógicos y virtuales digitales. ¿Cómo ha influido esto en su percepción de la sociedad?

 

Igualdad de género, derechos y placer

A diferencia de otras generaciones, quienes integran este grupo poblacional han convivido desde su niñez temprana en entornos de derechos y libertades, acostumbrándose a escenarios como las familias con madres o padres del mismo sexo, la integración de los niños con alguna discapacidad física o mental, los divorcios y las relaciones pactadas, el privilegio de la autonomía personal, una mayor tolerancia e igualdad de género.

Este bloque generacional se está insertando en los mercados laborales, pues muchos de sus integrantes han terminado su formación académica. En ese sentido, fue una generación estudiantil caracterizada por una mayor presencia de las mujeres en los niveles superiores de educación, y como resultado, actualmente, poco más de 50 por ciento de la población económicamente activa de este grupo generacional son mujeres.

En el caso específico de las mujeres, uno de los temas que más les preocupan es el de las desigualdades de género y la inequidad en el acceso a puestos de toma de decisión, así como la garantía de sus derechos y la igualdad de condiciones en los diferentes ámbitos sociales.

En torno a la sexualidad, una encuesta elaborada por el sitio web de citas Ashley Madison en Europa, obtuvo que 29 por ciento de las usuarias del portal buscan una o varias parejas adicionales porque no creen que una sola persona pueda satisfacer sus necesidades emocionales.

Otra cifra indicó que 21 por ciento de las usuarias piensan que no pueden ser felices y monógamas al mismo tiempo, por lo que, de acuerdo con la interpretación del estudio, las mujeres menores de 30 años, “han liberado su sexualidad de la culpa y la experimentan sin restricciones. Están empoderadas y reclaman su derecho al placer”.

En el caso de México, la Encuesta Prácticas y Experiencias de Salud Sexual reveló que, el inicio de la vida sexual promedio de la generación Z fue a los 17 años y dos meses de edad, la cifra más baja, pues en el resto de los grupos generacionales fue por arriba de los 18 años.

La generación alfa

A partir de 2010, momento en que aparecen en el mercado dispositivos digitales como el iPad, y en la Gran Red Mundial, Instagram y otras aplicaciones enfocadas en la compartición de imágenes, más que de texto, también surge otra brecha generacional, dando paso a la generación alfa, conformada por las y los hijos de los milenials, quienes durante su infancia debieron adaptarse a un mundo informatizado.

De esta manera, por primera vez, conviven en los hogares dos generaciones totalmente tecnologizadas, pues en el caso de la generación Z, sus padres y sus madres aún no estaban familiarizados con los entornos digitales, ya que convivieron con ellos hasta su etapa adulta. Pero, en el caso de la alfa, sus progenitores fueron parte de las primeras infancias con acceso a videojuegos, internet análogo, redes sociales muy básicas como el servicio de mensajería instantánea ICQ y computadoras con sistema operativo MS-DOS, y se fueron desarrollando a la par de los avances tecnológicos.

El término “generación alfa” fue acuñado por el demógrafo australiano Mark McCrindle, quien considera que esta generación es la “más conectada globalmente de todos los tiempos y está preparada para remodelar el mundo tal como lo conocemos”, y también, es la generación con mayores expectativas de vida de toda la humanidad debido a los avances de las ciencias médicas.

Además, estas personas crecieron junto a los dispositivos “inteligentes”, que dieron pie al surgimiento de un sinfín de aplicaciones, así como con grandes capacidades de almacenamiento de información, por lo que están acostumbradas a obtener cualquier dato a partir de sus teléfonos celulares, a los cuales accedieron desde su infancia temprana.

Sumado a esto, son las primeras infancias con contacto con mecanismos de inteligencia artificial en sus dispositivos de comunicación cotidianos; las primeras en no utilizar los medios de comunicación tradicionales sino privilegiar las plataformas de streaming, estar acostumbradas a la conexión en línea gran parte de su tiempo, y haber crecido en un ambiente de redes sociales, a partir de donde también conforman parte de su identidad personal.

A nivel microsocial, son infantes o adolescentes criados en familias en las que los roles de género parentales están más desdibujados que décadas atrás, en las que las tareas se comparten como nunca antes y en las que el balance trabajo-vida se cuida como en ninguna generación anterior.

 

Aún es pronto para saber cuál será la postura de la generación alfa frente a temas como el cambio climático, la desigualdad de género o la inequidad económica, pero la respuesta está cerca: en unos tres años, los primeros integrantes alfa llegarán a las universidades y comenzarán a tener participación política.

 

Su interacción se basa en gran medida en plataformas digitales y redes sociales, y a menudo prefieren la comunicación escrita en lugar de la verbal; es decir, prefieren escribir un WhatsApp que llamar por teléfono.

Pero, además, han aprendido a llevar a cabo procesos de aprendizaje paralelos, están acostumbrados al acceso abierto a mucha información de corte pedagógico, privilegiándose la enseñanza autodidacta; a mantenerse en línea con su comunidad; a la multimodalidad y al aprendizaje con base en el juego y la diversión.

Aún es pronto para saber cuáles serán sus posiciones frente a temas como el cambio climático, las aún existentes desigualdades de género, las inequidades económicas, entre otros. Aunque la respuesta no será tan lejana, pues en alrededor de tres años, los primeros integrantes alfa llegarán a las universidades y comenzarán a tener participación política activa en sus países.

Retos en el panorama

Tanto a la generación Z como a la alfa les ha tocado vivir en un mundo que, de acuerdo con el pensador francés Gilles Lipovetsky, “está marcado por los cambios acelerados y la incertidumbre sobre el futuro, en donde prima la inseguridad y la sospecha, y en el que la autenticidad se ha erigido como salvavidas”.

Sobre este último concepto, la autenticidad, añadido a sus propuestas de hiperindividualidad e hipermodernidad, argumenta que una obsesión por el ser auténtico diluye las posibilidades de colectividad al incentivarse la individualidad, por lo que considera que los cambios paradigmáticos a la trayectoria de las sociedades actuales y a la interacción con el planeta vendrán a partir de acciones colectivas.

El reto para estas nuevas generaciones, que si bien están cuestionando el sistema económico vigente a través de incidencia en lo referente al cambio climático, la desigualdad de género, la diversidad, el consumo responsable, entre otros temas, es pensar en un “nosotros” más que en un “yo”.

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