La esperanza de vencer
El hombre más poderoso del mundo, el que detenta el mayor poder de destrucción en la Tierra ha declarado la guerra a las personas más vulnerables. No es el hambre ni la pobreza ni la injusticia contra las que ha dirigido sus armas. En la mira de sus ataques y de sus odios ha apuntado a personas migrantes, transgénero y palestinos sobrevivientes del asedio criminal de un genocida.
El hombre más armado, el que tiene bajo su mando el mayor y más poderoso ejército jamás visto en la historia, está llamando a la caza del migrante, a la cancelación de las personas trans y a la limpieza étnica de palestinos en Gaza. Esos son sus enemigos, los que no tienen nada, los que estorban, los que molestan, los que salen sobrando en su excluyente y clasista visión del mundo. Lo que no es rentable, lo que afea, lo que no produce riqueza debe ser desechado.
Aliado a los hombres más ricos del mundo, los milmillonarios que concentran riquezas superiores a la riqueza generada por países o regiones enteras del mundo, el hombre más poderoso del planeta se ha apañado el derecho de decidir quién merece existir y quién debe ser descartado.
Pero este pedestre ser está logrando algo que no esperaba, que no está en sus planes: la organización de un movimiento global de resistencia que comienza a levantar el puño. Y es ahí donde reside la verdadera esperanza de vencerlo.