Autocuidado de la salud
Ana utilizaba alrededor de 30 por ciento de sus ingresos mensuales para probar productos nuevos que le prometían mejorar su salud y estilizar su físico; Francisco compraba productos de higiene a bajo costo en mercados; Ángela adquiría medicamentos en línea en promoción. Las tres personas buscaban un autocuidado para mejorar su calidad de vida, pero al mismo tiempo, ponían en riesgo su salud.
El autocuidado se define como la capacidad que una persona tiene para mantener una salud mental, emocional y física que le permitan prevenir enfermedades o hacerles frente con o sin el apoyo de profesionales de la salud; sin embargo, para lograrlo se requiere que cada individuo pueda tomar decisiones informadas que le faciliten tener un mayor control sobre su salud.
Diferentes etapas
Las primeras herramientas de autocuidado se desarrollan en la etapa pediátrica, que abarca el tiempo desde el nacimiento hasta los 11 años de edad. En este periodo, la higiene y la correcta alimentación son pilares en la prevención de enfermedades. Para ello, las familias deben enseñar buenos hábitos que fomenten el mantener un estado óptimo de salud.
En la infancia es importante el cuidado de la piel y la higiene bucal, priorizándose la enseñanza del cepillado dental. Es importante que en bebés no se utilicen jabones neutros o alcalinos, ya que pueden dañar la barrera antibacteriana y desestructurar la epidermis, causando desecamiento. En neonatos, el sentido del tacto es el más desarrollado, por lo que la estimulación por medio de masajes ayuda a fortalecer el vínculo con sus cuidadores. Es necesario que los productos como cremas o aceites utilizados sean especiales para bebés, con la finalidad de evitar alteraciones en el pH natural de la piel.
Las poblaciones adolescentes, de entre 12 y 18 años, adquieren autonomía en sus decisiones de autocuidado, desde le manejo del dolor hasta el cuidado de su piel. En esta etapa se puede experimentar altos niveles de estrés por no cubrir las expectativas sociales, por ello, se deben fortalecer prácticas colectivas saludables, basadas en los requerimientos de cada persona y no en la demanda de productos publicitados, que pueden afectar la salud de quien los consume.
El autocuidado en la edad adulta debe enfocarse en un equilibrio del estado mental, físico y emocional, por lo que es importante mantener una rutina que permita prevenir enfermedades, y una alimentación basada en alimentos frescos, así como ejercicio regular y estudios de rutina que permitan identificar alguna afección mayor.
A partir de los 60 años se desarrollan cambios fisiológicos que requieren atención especial, pues muchas de las personas adultas mayores enfrentan problemas de salud crónicos, por lo que tienen mayor fragilidad y una piel más sensible. Las actividades destinadas a reforzar el equilibrio y la coordinación son ideales en esta etapa, además el ejercicio regular ayuda a manejar las cardiopatías, la diabetes tipo 2, e incluso, a reducir depresión y ansiedad; además se debe potenciar la salud cerebral para disminuir el deterioro cognitivo.
Salud pública
Si bien las intervenciones de autocuidado no sustituyen los servicios de salud institucionales, sí permiten complementarlos, sobre todo en regiones donde los recursos sanitarios son limitados o inaccesibles. Por ello, la base fundamental es garantizar servicios de salud esenciales como acceso a agua potable, productos de higiene y alimentos de calidad, ya que esto permite reducir el consumo de recursos médicos gracias a la prevención de enfermedades.
Anuncios publicitarios en medios de comunicación tradicionales y en plataformas digitales que exhortan al “cuidado de la salud”, ya sea con fines estéticos o para prevenir enfermedades pueden ser contraproducentes, debido a que mucha de esta información promueve el consumo de productos que no siempre llevan a un correcto autocuidado.
En el mercado existen una gran variedad de productos de venta libre que no cuentan con ingredientes seguros, o que han sido alterados o no se han conservado en condiciones óptimas, por lo que suelen ser más económicos pero ponen en riesgo la salud de quienes los utilizan.
En la actualidad se han propuesto a nivel federal reformas para promover el autocuidado, como parte de una política integral de promoción y prevención de la salud y por ello se debe priorizar el acceso a intervenciones de autocuidado más allá de un modelo aspiracional impuesto.
Tomar decisiones informadas permite mejorar la salud y calidad de vida. Por ello, es importante destinar recursos a la atención primaria de salud, sobre sobre todo en sectores de la población que viven desigualdad en el acceso a sus derechos.