Sistema inmune en riesgo
Los ganglios linfáticos son estructuras pequeñas, suaves y redondas que forman parte del sistema inmunitario y tienen como función ayudar al organismo a reconocer y combatir infecciones, microbios y sustancias extrañas. Se encuentran en diversas partes del cuerpo como cuello, axilas y espacio libre que existe entre los pulmones; en ellos se pueden producir enfermedades malignas llamadas linfomas.
Los linfomas son un grupo de tumores que se forman en los ganglios debido a que las células de este sistema se reproducen de forma descontrolada; si bien algunos pueden crecer despacio, otros aumentan su volumen rápidamente, como el Linfoma Difuso de Células Grande B, que es más agresivo y puede poner en riesgo la vida de quien lo desarrolla. Este es el más frecuente entre la población mexicana.
A nivel mundial, los linfomas están entre las primeras diez causas de muerte y se desarrollan con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años, sin embargo, en México se ha observado su presencia en personas de 54 años, es decir, 10 años menos de lo que se observa a nivel global.
Síntomas
Debido a que esta afección no produce dolor en etapas iniciales es necesario prestar atención a la presencia de “bolitas” que crecen en cuello, axilas e ingles, ya que puede ser síntomas de linfomas. La pérdida de peso inexplicable o fiebre (38 grados o más) que dura por días y es intermitente, pude ser indicador de afección en los ganglios linfáticos.
Otro síntoma es sudoración que no es causada por ejercicio, calor o cambios hormonales, sino que se caracteriza por ser abundante durante las noches, de forma que se pueden empapar almohadas y sábanas.
Factores de riesgo y diagnóstico
Los linfomas se presentan principalmente en personas inmunocomprometidas, como quienes han recibido trasplantes de órganos y toman inmunosupresores para evitar rechazo de órganos, personas que viven con VIH, y todas aquellas con enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide o lupus.
De acuerdo con Mirna Candelaria Hernández, especialista en hematología, la única forma de diagnosticar el tipo de linfoma es por medio del análisis de una biopsia. Cuando las células del linfoma se observan bajo el microscopio y se comparan con el tamaño de un glóbulo blanco, de un leucocito o un linfocito, son visiblemente más grandes (de ahí su nombre).
Cuando los linfomas se encuentran en etapa 1, sólo afectan una zona de los ganglios, es decir, un lado del cuello, axila o ingle. En la etapa 2, se afectan ambos lados de la misma región, mientras que en la etapa 3 comienzan a desarrollarse en ambos lados del diafragma; finalmente, en la etapa 4, empiezan a abarcar órganos como hueso o hígado.
Si se tiene algún factor de riesgo como inmunocompromiso, es importante acudir a revisiones clínicas que permitan monitorear la condición de salud y la posibilidad de formación de linfomasTratamiento
Hernández declaró que actualmente están disponibles en México anticuerpos que permiten reducir los riesgos que generan los linfomas. Al igual que todas las enfermedades, la expectativa de vida de las personas que se diagnostican en etapa 1 es mayor, pues con los tratamientos la capacidad de respuesta es buena.
Los linfomas, al ser un tipo de cáncer hematológico, requieren de tratamiento con quimioterapias y en conjunto con anticuerpos especializados, pueden eliminar los linfomas hasta en un 90 por ciento si se diagnostican en etapa 1. Si se diagnostican en etapa 4, la respuesta favorable es de hasta el 65 por ciento.
Las terapias especializadas actuales permiten incrementar la expectativa de vida entre 10 y 15 años, de ahí la importancia de un diagnóstico temprano
Prevención
Se recomienda la autoexploración con la palpación en regiones ganglionares, como debajo de la mandíbula, arriba de la clavícula o zonas de las axilas e ingles, para identificar anomalías.
Los linformas tiene un cinco por ciento de posibilidad de ser hereditarios, por ello se recomienda conocer el historial familiar para evaluar si se ha tenido cáncer de algún tipo, sobre todo en línea directa como padres o hermanos, porque uno o varios genes pueden tener alteraciones que favorezcan los linfomas.
Como cualquier cáncer hematológico, es necesario acceder a un tratamiento integral, sobre todo si se tiene alguna enfermedad colateral. De esta forma se logrará generar una mejor respuesta a los tratamientos con una importante disminución en los riesgos.