El antropólogo brasileño Luiz Mott es uno de los investigadores que más ha estudiado las relaciones homosexuales en las culturas de la América precolombina. Supo que debía ser su tema cuando su propia homosexualidad fue pretexto para un ataque violento una tarde de 1979, cuando paseaba con su pareja.

A partir de ese momento, Mott dedicó su carrera a indagar el origen de la homofobia en el continente americano. Emprendió así una minuciosa investigación en los fondos de la Inquisición, en el Archivo Nacional de Lisboa, Portugal. Su trabajo, pionero de la antropología latinoamericana, puso fin a un silencio de 500 años sobre un importante tabú: la libertad amorosa entre personas del mismo sexo en una América que aún no se llamaba así.

Al llegar los primeros europeos a América en 1492, se encontraron con que la gente vivía una plena libertad sexual. Las cartas y relaciones de los colonizadores son la principal fuente de información de la época, y aunque están sesgados por la visión de una Europa católica, se pueden encontrar claras alusiones a cómo se vivía la homosexualidad en estas tierras.

Por ejemplo, en su crónica Historia general y natural de las Indias (1535), Gonzalo Fernández de Oviedo describe que lo que él llamaba sodomía se vivía libremente en toda la región central, desde el Caribe hasta Colombia. En la carta de Pero Vaz de Caminha donde describe al rey de Portugal su llegada a Brasil (1500), narra que las mujeres indígenas mostraban sus cuerpos sin vergüenza alguna. Incluso en los códices mayas (circa 1230) se habla de experiencias sexuales entre personas del mismo sexo