Trilogía de Auschwitz — letraese letra ese

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Trilogía de Auschwitz


El italiano Primo Levi (1919-1987) fue, junto con el húngaro Imre Kertész y el estadounidense Elie Wiesel, una de las figuras intelectuales europeas más influyentes en el compromiso de describir y denunciar las atrocidades cometidas por el nacional socialismo alemán en los campos de concentración nazis. Desde su época de estudiante en la universidad de Turín, Levi padeció las primeras leyes raciales en Italia que impedían que personas de origen judío frecuentaran las escuelas públicas. Pese a ello, el joven pudo completar sus estudios y graduarse como químico farmacéutico y abocarse a la investigación de medicamentos contra la diabetes.

Paralelo a esa actividad, fue también miembro de la resistencia italiana al fascismo, y como tal terminó arrestado por los ocupantes nazis y enviado en 1944 al campo de concentración de Auschwitz. Su experiencia en ese lugar quedó plasmada en diversas novelas y ensayos dedicados casi todos al tema del Holocausto. Sus crónicas más célebres han sido reunidas recientemente en el libro Trilogía de Auschwitz, un testimonio indispensable para comprender la naturaleza de la barbarie que en la actualidad sigue representando en Europa la amenaza siempre viva del fascismo.

Si esto es un hombre

Uno de los aspectos más novedosos y polémicos del pensamiento de Primo Levi acerca del Holocausto fue su convicción de que en materia de totalitarismo no es posible comparar los horrores perpetrados por el antisemitismo nazi en los campos con la política de represión y confinamiento practicada en los gulags del estalinismo soviético. En este último caso, argumenta el escritor, no hubo una voluntad planificada de acabar con una raza entera, aun cuando se utilizaron los mismos métodos de sometimiento y degradación humana con propósitos de control político. El objetivo declarado del nazismo, en cambio, fue deshumanizar primero a toda una etnia, la judía, para después exterminarla, por etapas y por completo, según un plan deliberado, pactado en la conferencia nazi de Wansee en enero de 1942, que contemplaba una “solución final” de limpieza y aniquilamiento étnico.

El libro Si esto es un hombre, escrito entre 1945 y 1947, relata los once meses de cautiverio del autor en Auschwitz. Toda la rutina de trabajo forzado y humillaciones diarias está descrita ahí con una precisión y crudeza escalofriantes. Al autor le interesa sobre todo analizar los extremos a los que es capaz de llegar el ser humano en su afán por doblegar la voluntad de un prójimo, despojando a su víctima de toda voluntad y libre albedrío, convirtiéndolo en un autómata obligado a realizar trabajos humillantes, a menudo absurdos. El propósito final es despojar a ese hombre de toda dignidad y noción de amor propio para, una vez transformado en bestia de carga, llevarlo al matadero sin que su suerte le haya, al final, importado a nadie. Dice Primo Levi: “Imaginaos a un hombre a quien, además de sus personas amadas, se le quitan la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis ahora el significado de 'campo de aniquilación', y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo”.

La tregua

A esta visión de escepticismo extremo (“Si esto es el hombre…”) sucede en el relato la descripción de las múltiples estrategias de sobrevivencia, los retratos de personajes al parecer inmunes al abatimiento, capaces de sonreír en medio de la desdicha más atroz o de improvisar cadenas humanas de solidaridad clandestina. Primo Levi acude al máximo referente literario, La comedia humana, de Dante, para describir su propio descenso a los infiernos de la perversidad y la intolerancia. Después de él, de sus testimonios descarnados, ya no es posible menospreciar las capacidades destructoras del odio humano. No hay obra literaria, obra plástica, trabajo teatral o realización fílmica que al abordar el tema del Holocausto no reproduzca algo del capital de indignación que se desprende de los libros de Primo Levi. Por su gran alcance mediático, cabe destacar la importancia del cine en este registro: desde el célebre corto documental Noche y niebla (1956), de Alain Resnais, hasta la reciente cinta de ficción La zona de interés (2023), del británico Jonathan Glazer, sin olvidar la película tal vez más fiel al espíritu de Levi: El hijo de Saúl (2015), del húngaro Laszlo Nemes, crónica estremecedora de la actividad de un sonderkommando, judío encargado de exterminar e incinerar a otros judíos y quien al cabo de la faena infame será a su vez exterminado.

Dieciséis años después de haber completado Si esto es un hombre, Primo Levi decide darle una continuación, más sosegada, menos perturbadora, en La tregua (1963), una novela de corte picaresco, plagada de anécdotas y peripecias, en la que describe la larga marcha de un grupo de repatriados italianos, sobrevivientes de los campos de extreminio, a través de varios países de un bloque oriental que muy pronto estará sojuzgado por el poder militar soviético. Lo que capturan estos hombres a su paso por Rusia, Ucrania, Hungría y Polonia es el paisaje de la tierra devastada, los comercios desesperados de masas harapientas, las casernas de la soldadesca del Ejército Rojo con sus borracheras y sus añoranzas bélicas teñidas de amargura. Es el gusto agridulce de la libertad recobrada, un lamento sin fin de quienes no pueden apartar todavía el recuerdo lancinante de la estulticia nazi. El autor hace el recuento de ese peregrinar sin rumbo que, de modo revelador, el propio Levi habrá de proseguir por largos años, devorado por la culpa de haber sobrevivido, de no poseer tal vez, o seguramente, mejor calidad humana que cualquiera de sus compañeros sacrificados.

Los hundidos y los salvados

La última parte de la trilogía de Auschwitz, titulada Los hundidos y los salvados y escrita en 1986, es una recapitulación analítica y muy crítica del funcionamiento de los campos de concentración y las estrategias de supervivencia de los condenados. Levi la estructura en forma de reflexiones y ensayos abordando temas tan interesantes como el de una Babel lingüística que obligaba a capos y reclusos a improvisar maneras novedosas de comunicación. También señala duramente la forma en la que viejas formas de corrupción y abuso reproducían en los campos los vicios del mundo exterior, con la conclusión desencantada y lúgubre de que la naturaleza humana, alejada de toda generosidad afectiva, estará condenada al naufragio moral. Un malestar existencial, aunado a dolencias incapacitantes, marcó el último tramo de la vida del escritor, quien a pesar de estar rodeado de honores y amigos, y del reconocimiento final a su trabajo, decidió abreviar sus días suicidándose en 1987, a los 68 años, poco después de haber completado su trilogía.

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