Mucho se ha abusado del término “histórico”, pero la jornada electoral que México acaba de vivir no se puede calificar de otra manera con el triunfo de la primera mujer que ocupará la silla presidencial. Y es de celebrar que además se trata de una mujer preparada, inteligente y de izquierda, lo que se traduce como una persona comprometida con una agenda progresista, que pone el bienestar de la gente, sobre todo de menores recursos, por encima de cualquier interés privado. Además, está comprometida con la causa de las mujeres y de la diversidad sexogenérica, y en contra de toda discriminación, entre muchas otras causas sociales.

Claudia Sheinbaum Pardo es una luchadora social nata, que demostró su sensibilidad, compromiso y capacidad de gobierno cuando estuvo al frente de una de las ciudades más complejas y pujantes del mundo.

En su campaña demostró temple, altura de miras y convicción en sus principios. Cuenta con un programa de gobierno sólido y un equipo de profesionales probados en el terreno. Su gobierno estará respaldado, además, por una amplia y sólida mayoría en el Congreso de la Unión. Con su triunfo, México venció a la misoginia, al sexismo y al prejuicio patriarcal que duda de la capacidad de las mujeres, juzgándolas con doble racero. Su triunfo confirma el cambio cultural y de las mentalidades. Como bien dice el eslogan, es tiempo de mujeres.