Laura recibió una llamada de la guardería para informarle que su bebé de 17 meses de edad tenía un poco de fiebre, manteniéndolo incómodo. Ella pensó que posiblemente era un resfriado; sin embargo, a los tres días comenzó a observar que las fosas nasales de su hijo se expandían, mostrando un sobre esfuerzo para respirar, a esto se sumó una coloración azul en su piel que la orilló a llevarlo de inmediato con su pediatra. Después de un análisis, fue diagnosticado con virus sincitial respiratorio (VSR) que le afectó con mayor gravedad por haber sido un bebé prematuro.

El VSR es un patógeno que infecta el tracto respiratorio. Se caracteriza por afectar los pulmones y las vías respiratorias; su presencia es común sobre todo en menores de 2 años, sin embargo, ha comenzado a ser causante de problemas respiratorios en adultos mayores.

El virus se disemina a través de diminutas gotitas respiratorias, las cuales, al ser inhaladas por la nariz, entran a la nueva persona, causando una infección similar a la gripe. Las bajas temperaturas propician los brotes de este virus, por ello, es común que se presente en temporada invernal.

Síntomas

La edad determinará los síntomas, los cuales se presentan de dos a ocho días después de adquirir el virus. Si bien en mayores de dos años los síntomas son similares a la gripa como fiebre baja, congestión nasal y tos, en menores de un año, los efectos suelen ser más graves, tales como complicación para respirar que puede hacerse evidente con coloración azulosa de la piel generada por la falta de oxígeno.

Si un bebé ha adquirido el virus, puede presentar síntomas como ensanchamiento de las fosas nasales al respirar (aleteo nasal), respiración rápida (que supere las 60 respiraciones por minuto) y sibilancias (chiflidos de pecho).

En adultos mayores sanos, los síntomas del VSR son leves y solo requieren cuidados de resfriado común, sin embargo, en aquellos que tienen enfermedades cardiacas o pulmonares, puede estar en riesgo la vida.

Si bien es raro que la infección por VSR cause la muerte en bebés, éstos pueden desarrollar otras enfermedades como bronquiolitis, insuficiencia pulmonar o neumonía, si no reciben atención médica adecuada.

Factores de riesgo

Los lugares con altas concentraciones de personas como guarderías, asilos o prisiones pueden favorecer la propagación de brotes, ya que el VSR puede vivir hasta media hora en manos y hasta cinco horas en mostradores o pañuelos usados, por lo que basta el contacto con una superficie para ingresar un patógeno al organismo.

La enfermedad grave por VSR se presenta con mayor frecuencia en bebés prematuros o en aquellos con un sistema inmunitario debilitado, además de los menores de dos años con alguna enfermedad pulmonar crónica o con algún fallo en el corazón.

Diagnóstico y prevención

El diagnóstico se puede hacer con una prueba rápida que examine el líquido de la nariz. Si bien las infecciones leves pueden desaparecer sin tratamiento, algunos casos requieren de hospitalización para brindar oxígeno complementario, así como aspiración de secreciones nasales que impiden la respiración. Algunos bebés son tratados con líquidos intravenosos que ayudan a su recuperación. En casos más complicados, es posible que se requiera un respirador.

Es indispensable que, en caso de síntomas, no se medique sin supervisión, pues este virus no se trata con antibióticos o broncodilatadores.

Es importante identificar que cualquier dificultad respiratoria en un bebé es una emergencia, por lo que no se debe esperar a que evolucione la enfermedad. De igual manera, la presencia de cualquier agente infeccioso puede prevenirse con el lavado de manos frecuentemente, especialmente antes de tocar a un bebé.

Cifras

De acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, el 63 por ciento de virus respiratorios que corresponden al VSR se reportan más en el grupo de uno a cuatro años de edad, se encuentran en la Ciudad de México y Estado de México y se estima que este virus es causa del 10 por ciento de hospitalizaciones de personas adultas mayores.

Laura sabe que su pequeño puede ser más vulnerable a infecciones respiratorias por ser un menor prematuro, por esa razón, más allá de sobreprotegerlo, tiene hábitos en su entorno que permitan prevenirle contagios sobre todo en temporada invernal. Es consciente que ante algún síntoma debe considerar la supervisión médica para dar tratamiento adecuado y evitar complicaciones respiratorias de su hijo.