Notiese. El papel desempeñado por las organizaciones de la sociedad civil, colectivos, grupos y cualquier conjunto de personas con trabajo en la respuesta al VIH es fundamental para alcanzar metas como la reducción de nuevas infecciones del virus a casi cero para 2030, afirmó el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/sida (Onusida) al dar a conocer su informe Que lideren las comunidades.

A propósito del Día Mundial del VIH, conmemorado el pasado 1 de diciembre, el organismo internacional dio a conocer el documento, entre cuyas conclusiones se señala que “el sida puede dejar de ser una amenaza para la salud pública antes de 2030, pero solo si las comunidades de primera línea reciben todo el apoyo necesario de los gobiernos y los donantes”.

Otro de los puntos resaltados por el informe es que las comunidades entienden qué es lo necesario, lo que funciona y lo que necesita un cambio, y han asumido el papel de líderes, además de que han insistido en algunas temáticas que consideran necesarias para obtener mejores resultados. Asimismo, han compartido sus conocimientos para hacer frente a otras pandemias y crisis sanitarias, como la de COVID-19, la viruela símica y el ébola.

Trabajo palpable

Algunos de los resultados compartidos por la agencia internacional indican que las campañas de movilización de la sociedad civil ayudaron a logar el acceso a los medicamentos genéricos para el VIH, lo que condujo a reducciones considerables y sostenidas en el costo del tratamiento antirretroviral de 25 mil dólares por persona al año en 1995 a menos de 70 dólares en muchos de los países más afectados por el VIH a día de hoy.

A pesar de la clara evidencia de impacto dirigido por la comunidad, el informe advierte que las respuestas comunitarias no son reconocidas, tienen pocos recursos y, en algunos lugares, incluso están en constante vigilancia y cuestionamiento por parte de las autoridades, por lo que la represión hacia la sociedad civil y los derechos humanos de las comunidades marginadas dificulta que las comunidades proporcionen servicios de prevención y tratamiento del VIH.

A esto se suma a la insuficiente financiación de las iniciativas encabezadas por la sociedad civil, haciendo que tengan dificultades para seguir operando y limitando sus posibilidades de expansión. Por ello, por medio de la eliminación de estos obstáculos, las organizaciones lideradas por la comunidad pueden añadir un impulso aún mayor para poner fin al VIH y al sida.

Al respecto, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, mencionó que para financiar plenamente la respuesta al sida en los países de ingreso bajo y medio se necesitan más de 8 mil millones de dólares adicionales al año. Y dicha financiación adicional debe incluir más fondos para los programas locales dirigidos por personas que viven con VIH y para las iniciativas de prevención dirigidas por las comunidades.

Mayor financiamiento y cero discriminación

De esta manera, Onusida insta a tomar en cuenta que el liderazgo de las comunidades sea el eje para formular, presupuestar, ejecutar, monitorizar y evaluar planes, políticas y programas que les atañan y afecten la respuesta al sida, así como aumentar el número de países en los que los sistemas de vigilancia de respuesta a la pandemia involucren a las organizaciones comunitarias, pues, hasta el momento, sólo en 24 naciones ya es una realidad.

Además, hace un llamado a que el liderazgo de las comunidades se financie con sostenibilidad e íntegramente para que los programas puedan ampliarse y que quienes los implementan reciban apoyo y remuneración y las barreras al liderazgo de las comunidades se supriman garantizando un espacio a la sociedad civil y protegiendo los derechos humanos, incluyendo a las comunidades marginalizadas y criminalizadas.

De acuerdo con la Declaración Política de 2021 sobre el VIH y el sida, para 2025, las organizaciones lideradas por la comunidad deberían proporcionar el 30 por ciento de los servicios de pruebas y tratamiento, el 80 por ciento de los servicios de prevención del VIH para poblaciones con riesgo elevado de infección y el 60 por ciento de los programas de apoyo a los cambios sociales para una respuesta al VIH eficaz y sostenible.

El VIH en México

Conforme a la última actualización de cifras del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida, entre enero y octubre de este año se han detectado 13 mil 489 nuevas infecciones de VIH en el país, de los cuales, alrededor de 85 por ciento fueron en hombres.

Las entidades federativas con mayores números de casos son Ciudad de México, Estado de México, Veracruz, Jalisco y Chiapas. Mientras que donde más nuevas infecciones se detectaron durante el año pasado fue en Quintana Roo, Colima, Yucatán, Tabasco y Veracruz.

Se informó que 85 por ciento de las personas con VIH en el país toma tratamiento antirretroviral y 94 por ciento ya alcanzó la supresión viral en su cuerpo, es decir, los niveles del virus en la sangre son mínimos y no puede transmitir la infección a otra persona.

También recalcó que las defunciones provocadas a cuestiones asociadas al virus han disminuido en 23 por ciento con respecto a las cantidades registradas durante 2010.