Comprueban eficacia de antirretrovirales inyectables
Notiese. La pauta inyectable de medicamentos antirretrovirales formada por los fármacos cabotegravir y rilpivirina y administrada cada dos meses ha representado un hito, pues ha permitido que muchas personas con el VIH solo tengan que administrarse el tratamiento seis veces al año.
Esto supone un impacto favorable a muchos niveles, principalmente en lo referente a la adherencia, al simplificar el suministro del tratamiento, y a la presencia del virus en la sangre, pues demostró ser un esquema altamente efectivo y estable.
Tres años después de su aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), diversas cohortes de personas con VIH han acumulado suficientes datos como para aportar análisis de efectividad interesantes. Países Bajos, Reino Unido y Suiza aprovecharon el contexto de la XIX Conferencia Europea del Sida para aportar sus análisis del uso de la terapia en sus respectivas cohortes.
Análisis en Países Bajos
En la cohorte holandesa ATHENA, un total de 619 personas que habían cambiado a cabotegravir/rilpivirina hasta septiembre de 2023 fueron incluidas en el análisis. Se trataba de personas sin historial de fracaso virológico.
Cada persona que cambió a cabotegravir/rilpivirina fue comparada con 10 integrantes con características demográficas similares de la cohorte que no lo habían hecho.
Algunos de los detalles encontrados fueron que nueve por ciento de las personas que cambiaron a la opción de inyectables interrumpieron dicho tratamiento durante el periodo de seguimiento. Dos personas en el grupo con tratamiento inyectable experimentaron fracaso virológico asociado a mutaciones de resistencia frente a varias familias de antirretrovirales y tres más experimentaron un rebote.
Suiza y Reino Unido
En el caso de la cohorte de Suiza, participaron 264 personas, muchas de las cuales indicaron tener buenos niveles de satisfacción con el tratamiento oral y que les preocupaba cierta pérdida de libertad por pasar al tratamiento inyectable, hecho que verían con mejores ojos si la pauta de administración fuera semestral o espaciada por mayores períodos de tiempo.
Por otro lado, la evidencia recabada en Reino Unido halló que no todas las personas que cumplían los criterios para pasar a cabotegravir y rilpivirina optaban por el cambio tras hablarlo con el personal médico. Así, 36 por ciento de quienes eran elegibles optaron por mantenerse en tratamiento oral. Las principales razones para no cambiar fueron falta de disposición a dicho cambio, satisfacción por el tratamiento actual, preocupación por la pauta de inyección, dudas sobre las tasas de fracaso del tratamiento inyectable y el impacto en su salud.