La degeneración de la mácula provoca la pérdida de la visión central, indispensable para ver de frente, causando vista nublada o distorsionada y, por tanto, se dificulta realizar actividades básicas como leer, escribir, conducir. Incluso, la persona no será capaz de reconocer los rostros o percibir los detalles. Se trata de una enfermedad degenerativa de la mácula y uno de los siete principales problemas oculares que afectan a las y los mexicanos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En la zona central de la retina se ubica la mácula, la cual luce como una pequeña mancha amarilla que al deteriorarse no produce dolor. El envejecimiento, el tabaquismo, la obesidad, los antecedentes familiares, la exposición a la luz solar o el bajo consumo de ácidos grasos (omega 3) son factores de riesgo.

Existen dos tipos de degeneración macular: la húmeda se produce por el crecimiento de vasos sanguíneos anormales detrás de la mácula, y la seca, cuando el ojo es incapaz de eliminar los residuos de las células y se forman drusas que se acumulan debajo de la retina. Ambos casos provocan la pérdida irreversible de la visión central, mas no la periférica. Por ello, es importante visitar anualmente al oftalmólogo que, mediante exploración ocular, angiografía con fluoresceína (fotografía de la retina) y tomografías detecte el problema.

Según el tipo y evolución, el especialista tratará con suplementos dietéticos, terapéuticos, farmacológicos (inyecciones en ojo o brazo), implantes o lentes de gran aumento.