A los 24 años, Aurora comenzó a tener sangrados irregulares y algunas ocasiones sentía dolor en la pelvis cuando tenía relaciones sexuales; después de algunos meses desarrolló dolor al orinar, por lo que decidió consultar a una médica para saber lo que le pasaba. Después de una revisión ginecológica y pruebas de laboratorio, conoció la causa de su malestar; había desarrollado Cáncer Cervicouterino (CaCu), pues estuvo expuesta a una infección por virus de papiloma humano (VPH) que no fue tratada en una etapa temprana.

El CaCu se caracteriza por el desarrollo de células anormales en el cuello uterino (parte inferior de la matriz) generadas por una infección crónica causada por la presencia de los tipos 16,18, 6 y 11 del VPH. Esta infección no suele generar síntomas, de modo que si se adquiere pueden pasar hasta diez años para presentar los primeros malestares, que es cuando la enfermedad ya ha avanzado.

De acuerdo el Observatorio Global de Cáncer, en 2020 se diagnosticaron a nivel mundial 600 mil nuevos casos de CaCu, y fue causante de 346 mil defunciones. En México se ha convertido en el segundo cáncer más frecuente, detrás del cáncer de mama, y se estima que alrededor del 50 por ciento de las mujeres que se diagnostican con esta neoplasia van a fallecer por esta causa.

En una etapa avanzada se presentan síntomas como sangrados irregulares, secreciones anormales, dolor pélvico o dolor en las piernas (cuando el tumor se ha extendido a la pelvis), de ahí la importancia de realizarse estudios de detección una vez que se ha iniciado la vida sexual, pues el principal factor de riesgo para desarrollarlo es tener relaciones sexuales sin utilizar métodos de barrera que eviten el intercambio de fluidos.

La agresividad de los tumores no depende de la edad de las mujeres sino de las condiciones individuales de cada una de ellas, sin embargo, el grado de eficacia de cualquier terapia depende del diagnóstico temprano.

Diagnóstico

De acuerdo con Nadia García Barrientos, especialista en Ciencias Biomédicas, es importante que las mujeres de todas las edades tengan acceso a una prueba de Papanicolau una vez que hayan iniciado vida sexual, ya que esta prueba permite detectar alteraciones celulares que causan lesiones en el cuello uterino y provocan el desarrollo de neoplasias.

La prueba de Papanicolau es la principal forma de diagnóstico de CaCu, pues permite observar cambios malignos o premalignos en los tejidos; sin embargo, para detectar el VPH se requieren pruebas más específicas para conocer el subtipo que pueda generar una infección o la presencia de lesiones.

Tanto la edad de las mujeres como las comorbilidades influyen en la expectativa de vida frente al CaCu. Cuando éste se diagnóstica en etapas tempranas, la expectativa de vida a cinco años es del 80 por ciento, sin embargo cuando el diagnóstico se da en estadios más avanzados (metastásicos), la supervivencia a 5 años es de solo 17 por ciento.

Tratamiento

Nadia García detalló a Letra S que si se diagnostica en etapas tempranas, cuando el cáncer no se ha extendido, se puede eliminar con cirugía, incluso se puede aplicar radioterapia para eliminarlo. Cuando se detecta en estadios más avanzados, como los metastásicos, donde el cáncer se ha diseminado a otras zonas del cuerpo, se emplea un suministro intravenoso de quimioterapia para eliminar las células que se replican de forma rápida. La cirugía, radioterapia y quimioterapia requeridas en etapas tempranas son tratamientos disponibles en las instituciones de salud pública.

García puntualizó que hoy existen fármacos especializados que inhiben la formación de nuevos vasos sanguíneos, limitando la proliferación descontrolada de células cancerosas, sin embargo, los más innovadores consisten en inmunoterapia que potencializa el funcionamiento del propio sistema inmune para atacar directamente el tumor.

Actualmente, está en marcha una inciativa global para eliminar el CaCu como problema de salud pública. La estrategia tiene un enfoque integral que incluye la prevención, la detección efectiva y el tratamiento de las lesiones precancerosas, el diagnóstico temprano del cáncer y su tratamiento.

Aurora tuvo acceso a inmunoterapia que le permitió a su propio organismo atacar las células malignas en su cuello uterino. Se ha vacunado contra los subtipos de VPH de alto riesgo para evitar una reinfección. Ahora busca romper con la idea de que el CaCu se desarrolla solo en edades avanzadas, pues si ella se hubiera realizado un Papanicolau después de haber iniciado vida sexual como parte de su autocuidado, habría evitado poner en riesgo su vida.