Debido a los grandes desafíos globales enfrentados por la humanidad en los últimos años: la pandemia de COVID-19, las consecuencias de la guerra en Ucrania y las masivas olas de desplazados en varias regiones del mundo, la pandemia de VIH ha dejado de ser noticia. Sin embargo, los esfuerzos por controlarla no se han detenido. Al respecto, resulta alentador el informe dado a conocer por Onusida en vísperas de la XII Conferencia de la Sociedad Internacional del Sida realizada en Australia en el mes de julio.

El informe da cuenta de un aumento significativo en el acceso a los tratamientos en África, el continente más afectado, y lo que eso significa en términos de reducción de la transmisibilidad del virus. Y, como consecuencia de lo anterior, el informe reporta una reducción importante del número de nuevas infecciones anuales por VIH en varios países de ese continente.

Por su parte, Australia anunció la posible erradicación del VIH en la ciudad de Sydney, epicentro de la epidemia en ese país, al reportar un número muy bajo, irrelevante, de nuevos casos anuales. De confirmarse, sería la primera ciudad del mundo en lograrlo.

Esas y otras noticias alentadoras que se presentaron en ese evento científico mundial, como las nuevas alternativas de tratamiento, llevan a abrigar la esperanza de alcanzar la meta fijada por Onusida de eliminar al sida en el año 2030.