El trabajo de Rafael requería 12 horas laborales durante seis días por semana, por tanto, su tiempo libre lo utilizaba para descansar y tener algún momento recreativo con su familia. Su vida profesional, altamente demandante, lo orilló a tener hábitos alimenticios basados en productos procesados que eran de fácil preparación, lo que provocó que con el paso del tiempo aumentara considerablemente de peso. Si bien en un primer momento optó por cambiar de talla de ropa, notó que cada vez más requería prendas más grandes, pues su cintura había crecido, así que decidió hacerse estudios clínicos para conocer su estado real de salud; éstos le revelaron que había desarrollado síndrome metabólico.

Es un conjunto de trastornos que se presentan al mismo tiempo, como elevación de colesterol y triglicéridos, incremento de ácido úrico e hígado graso, los cuales pueden desencadenar enfermedades crónicas como hipertensión arterial, enfermedad arterial coronaria y diabetes tipo 2.

La presencia de dos o tres alteraciones potencializa la resistencia a la insulina, es decir, el páncreas debe trabajar al doble para mantener controlada la glucosa en sangre, de modo que, aunque no se tenga un diagnóstico de diabetes, el riesgo es muy alto para desarrollarla.

Las personas que han desarrollado este síndrome no presentan síntomas que les impidan realizar sus actividades cotidianas, es decir no hay presencia de dolor o malestar evidente, de modo que el único indicador puede ser la acumulación de grasa abdominal.

Factores de riesgo

Arturo Torres, médico internista experto en síndrome metabólico, asegura que las personas con exceso de grasa alrededor del abdomen (forma de manzana) tienen mayor riesgo que aquellas que acumulan grasa en otras zonas del cuerpo como las caderas (forma de pera), por ello, detalla que un elevado índice de grasa corporal es determinante para desarrollar esta condición.

El especialista detalló que una vida sedentaria y el consumo excesivo de alimentos procesados son detonantes para que se produzca una alteración en los niveles de colesterol, triglicéridos, ácido úrico y glucosa.

Las mujeres que han pasado la menopausia también tienen mayor riesgo, debido a que la acumulación de grasa abdominal es más frecuente, de ahí la importancia de mantener una dieta acorde con las necesidades individuales.

Diagnóstico y tratamiento

Si bien la circunferencia de la cintura puede indicar cierto riesgo, es necesario evaluar el índice de grasa corporal, porque incluso las personas que parecen delgadas pueden almacenar grasa en el abdomen, lo que incrementa las posibilidades de desarrollar esta condición. Otros indicadores que se deben estudiar son la presión arterial, la cual no debe superar 130/80; asimismo, los niveles de glucosa en sangre tienen que ser menores a 100 mg/dL en ayunas. El nivel de triglicéridos no debe superar los 150 mg. Si en conjunto, estos parámetros son anormales, es posible el desarrollo de síndrome metabólico.

Liliana Hernández Lara, endocrinóloga e integrante de la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología, aseguró que si se ha desarrollado el síndrome es necesario realizar cambios en la dieta que se para adecuarla a las necesidades individuales, pues los requerimientos nutricionales son variables de acuerdo con el sexo, la edad y las condiciones genéticas.

Para una presión arterial alta puede suministrarse antihipertensivos que también sirven para disminuir niveles anormales de grasa en la sangre. Lo anterior debe acompañarse con ejercicio cotidiano, ya que éste disminuye las alteraciones al utilizar los azúcares y las grasas de manera eficiente.

Además, si se tienen factores de riesgo para enfermedad arterial coronaria es indispensable dejar de fumar en caso de tener ese hábito, así como limitar la sal y las grasas saturadas en la dieta.

Rafael sabe que la búsqueda de una talla “ideal” puede sabotear su camino a un estilo de vida óptimo, pues al no tener metas reales sobre su peso, es probable que se sienta frustrado, por ello tiene plena consciencia de que el cambio en su estilo de vida es necesario para evitar complicaciones en su salud. A pesar de su trabajo demandante, ha logrado disminuir factores de riesgo para enfermedades crónicas y a pesar de que no es fácil modificar sus hábitos nutricionales y de actividad física, considera que vale la pena el esfuerzo.