Un mal de jóvenes: cáncer testicular
El uso de ropa interior apretada, montar una motocicleta o hacerse la vasectomía no están relacionados con el cáncer testicular, aunque sí lo están factores como la criptorquidia (testículos que no descendieron al escroto), antecedentes familiares, edad entre 15 y 35 años, personas que viven con VIH y hombres que no se autoexploran.
Los testículos son dos glándulas que se encuentran dentro de la bolsa escrotal y se encargan de producir espermatozoides y la hormona testosterona. Si bien el cáncer se origina en las células germinales normales, aún se desconoce la razón para que dichas células aumenten de manera descontrolada.
Existen dos tipos de cáncer de testículo: los seminomas, que son tumores benignos que suelen aparecer en adultos de 40 años o más, y los no seminomas, más agresivos y presentes en jóvenes.
Algunos hombres desarrollan cáncer testicular aún sin tener ningún factor de riesgo, incluso son asintomáticos. Por ello, se recomienda la autoexploración regular de los testículos al bañarse. El tumor se asemeja al tamaño de un frijol que al palpar, es duro y no duele. Además, se percibe el agrandamiento en un testículo y sensación de pesadez en el escroto.
En caso de encontrar un bulto de este tipo, se recomienda acudir con el urólogo, quien realizará un historial médico, ultrasonido o ecografía testicular y examen de sangre que confirmen el diagnóstico. Dependiendo del caso, se extirpa todo el testículo, aunado con quimioterapia o radioterapia que generalmente tienen éxito aunque, en casos tardíos, el cáncer puede diseminarse a otros órganos (hígado, pulmón, riñón).