Conexiones inesperadas — letraese letra ese

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Conexiones inesperadas


Los Trastornos de la Interacción Intestino-Cerebro (TII-C) son un grupo de trastornos que generan alteraciones gastrointestinales y se manifiestan con síntomas relacionados con la motilidad, hipersensibilidad visceral, afecciones en la mucosa intestinal y cambios en la microbiota del intestino, los cuales tienen relación con la sensibilidad del sistema nervioso central.

El Sistema Nervioso Central tiene vías de información visceral específica (el nervio vago, que va desde la cavidad craneal hasta la cavidad abdominal) que, bajo ciertos estímulos, generan alteraciones en la capacidad de digerir alimentos; contracciones bruscas, involuntarias y persistentes, inflamación abdominal y dolor. De acuerdo con Ana Teresa Abreu, especialista en neurogastroenterología, los TII-C involucran un amplio espectro de síntomas en el tracto gastrointestinal, todo generado por un desequilibrio en la microbiota intestinal y que, en presencia de grupos de microorganismos, pueden generar diversas sintomatologías.

La especialista puntualizó que, si bien estos trastornos no implican un riesgo de muerte, sí tienen un impacto en la calidad de vida de quienes los desarrollan, pues ciertos alimentos y medicamentos no se pueden consumir, y el malestar genera incomodidad constante que afecta desde la concentración hasta la interacción con otras personas.

Causas

El intestino es el principal órgano inmunitario debido a que en él se producen los mastocitos, que tienen una función importante en la respuesta del sistema inmunitario a ciertas bacterias y parásitos. En este órgano, también se generan células dendríticas que inducen la producción de linfocitos T, células que protegen al cuerpo de infecciones, pero cuando no existe una barrera intestinal entre células, se genera permeabilidad intestinal, esto propicia alteraciones en las membranas del organismo.

Abreu detalló que la gastritis y colitis nerviosa como tales no existen, sin embargo, se asocian con fenómenos de ansiedad debido a que, ante ciertas condiciones individuales que generan impacto emocional, se liberan más neurotransmisores como dopamina, serotonina y cortisol, esta última causante de estrés, de modo que se modifican los horarios de comida o el tipo de alimentos que se ingieren, esto propicia alteraciones de bacterias en el intestino y genera alguno de los TII-C.

Variedad de trastornos

Hasta el día de hoy se han identificado 27 trastornos digestivo-cerebrales. Los esofágicos, que se caracterizan por dolor torácico, hipersensibilidad al reflujo, episodios de quemazón (pirosis funcional), dificultad para tragar y sensación de tener atorado algo (globus faríngeo).

Abreu explicó a Letra S que los trastornos de estómago y el duodeno se caracterizan por indigestión (dispepsia funcional), sensación de saciedad precoz, eructos gástricos desde el estómago o incluso el esófago, y los que se caracterizan por náusea y vómito crónico o cíclico causado por cannabinoides también son un grupo de trastornos funcionales digestivos.

Dentro de los trastornos del intestino se encuentra el síndrome de intestino irritable, subtipos de estreñimiento, diarrea, inflamación abdominal y alteraciones funcionales inespecíficas causadas por consumo de opioides.

Otros trastornos son el dolor abdominal mediado de forma central y el síndrome de intestino narcótico, que se asocia con uso de opioides, mientras que los dolores abdominales que se relacionan con la vesícula biliar o el páncreas son trastornos del esfínter de Oddi, los cuales se identifican como síntomas gastrointestinales.

Por último los trastornos anorrectales como la incontinencia fecal, el dolor funcional anorrectal, la proctalgia fugaz (episodios de dolor anorrectal intenso), y la incapacidad de coordinar los músculos abdominales y del suelo pélvico al momento de evacuar (defecación disinérgica).

Los trastornos más comunes de la población mexicana son la dispepsia funcional y el síndrome de intestino irritable, los cuales tienen manifestaciones en el tubo digestivo alto y bajo. Ambos se caracterizan por que no hay una enfermedad orgánica que explique la razón.

Tratamiento

Estos trastornos son de fácil diagnóstico y puede hacerlo un especialista de primer contacto con un interrogatorio clínico detallado que permita identificar la localidad de los síntomas (como el tubo digestivo alto y bajo).

Los supresores de ácido estimulan la contracción del músculo para mejorar el vaciamiento gástrico; los antiespasmódicos y fármacos para la distención son buenas herramientas para disminuir el malestar. Los fitofármacos son medicamentos herbales basados en concentraciones específicas de plantas que, combinadas, ayudan a disminuir con eficacia muchos de los síntomas de los TFII-C.

Los TII-C suelen ser recurrentes, y quienes los desarrollan suelen tener periodos de mayor o menor sintomatología, es decir, se controlan pero no se curan.

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