Fatiga y desmotivación — letraese letra ese

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Fatiga y desmotivación


Tadeo era una persona propositiva cuando se desempeñaba profesionalmente. Las ideas para desarrollar proyectos nuevos se presentaban cada semana cuando platicaba con su equipo de trabajo; sin embargo, cuándo se desencadenó la pandemia, notó que muchas personas se quedaron sin empleo, y a pesar de tener un posgrado y suficiente experiencia profesional, se sintió vulnerable ante la incertidumbre que sus empleadores le daban cada día. Ante ello consideró tener un trabajo adicional que le permitiera mantener su economía estable en caso de perder su empleo.

Después de un periodo de laborar con horarios fijos y responsabilidades mayores con trabajo adicional freelance, comenzó a tener una actitud de indiferencia que redujo su compromiso con ambos trabajos, además se sentía muy irritable ante cualquier situación. En menos de seis meses, había desarrollado síndrome de burnout.

Este síndrome, también conocido como de desgaste profesional, se describe como una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal. Esta afección es una respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional.

A partir del año 2000, la Organización Mundial de la Salud declaró a este síndrome como un factor de riesgo laboral por la capacidad de afectar la calidad de vida, salud mental, e incluso, poner en riesgo la vida.

Causas y síntomas

Además del estrés crónico, la sobrecarga laboral como trabajar más de 60 horas a la semana y recibir llamadas de trabajo en horarios no laborales, otras causas para el desarrollo de este padecimiento se vinculan con crisis en el desarrollo de la carrera profesional, como la falta de estímulos y rutinas que generan aburrimiento. El ambiente en el que se desarrolla la persona y las condiciones económicas precarias también pueden contribuir al desinterés laboral o a la indiferencia ante cualquier proyecto.

Características individuales como ser impaciente, hiperexigente o perfeccionista, así como ser una persona extremadamente competitiva, pueden desencadenar el desarrollo de esta afección que, sumada a la edad, desestabilidad familiar o situaciones de conflicto potencializan el problema.

En un nivel leve puede haber dificultad para levantarse en las mañanas y pérdida progresiva de la energía que trae consigo agotamiento durante el día; además la persona puede mantener una actitud de queja sobre su entorno y desarrollar ansiedad; también manifiesta una pérdida de la memoria, dificultad para concentrarse, desorganización en la vida cotidiana y desarrollo de trastornos de sueño.

En un nivel moderado, se produce aislamiento, actitud negativa de lo que le rodea y cinismo ante algo que antes pudiese avergonzarle. Algunas personas tienen cambios en la higiene y arreglo personal o pueden presentar cambios en el patrón de alimentación que pueden reflejar pérdida o aumento considerable de peso.

Se habla de un nivel grave cuando hay aislamiento más marcado, miedo, ira, cambio de personalidad y culpabilidad por alguna acción del pasado. Pueden comenzar los ausentismos laborales y vinculación nociva con psicofármacos, alcohol o drogas de uso recreativo.

Diagnóstico y tratamiento

Existen diversos instrumentos que permiten evaluar este síndrome. La prueba más utilizada para el diagnóstico es el Inventario de Desgaste Maslach, que consta de 12 enunciados y preguntas sobre los sentimientos y pensamientos sobre la interacción con el trabajo, éste evalúa la frecuencia con la que se experimenta cada una de las situaciones de agotamiento emocional, despersonalización y realización personal del trabajo que permite determinar el área en el que la persona tiene más afectación.

Para lograr el balance, es necesario establecer horarios laborales y poner límites en la agenda de trabajo, de modo que se logre mantener las relaciones interpersonales en diversas áreas.

Después de un colapso nervioso que orilló a Tadeo a tomar terapia psicológica, tuvo que replantear su desarrollo profesional. A pesar de que sabe la vulnerabilidad que su generación tiene para una permanente estabilidad económica, intenta no exceder las expectativas que una sociedad moderna impone para ser considerado una persona de éxito, por lo que trata cada día de equilibrar los aspectos de su entorno para no propiciar un desinterés mayor por lo que antes le apasionaba.

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