Hipertensión pulmonar — letraese letra ese

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Hipertensión pulmonar


Caminar medio kilómetro implica una actividad física de alrededor de seis minutos. Sin embargo, si a la persona se le complica caminar esa distancia porque comienza a sentir que el aire se le va y la respiración se le dificulta significa que tiene problemas de circulación.

Al igual que el corazón, los pulmones están conformados por pequeñas arterias llamadas arteriolas pulmonares. El aumento de presión arterial en los pulmones se genera por cambios en las células que recubren las arterias pulmonares, de modo que las paredes de éstas se engrosan y se vuelven más rígidas, pudiéndose generar un tejido adicional y provocar que los vasos sanguíneos se inflamen y endurezcan. Un cambio en las arterias de los pulmones puede reducir o bloquear el flujo de sangre, y por tanto, la transportación de oxígeno al organismo.
Cuando se incrementa la presión en estas arterias, el ventrículo inferior derecho del corazón debe trabajar más para bombear sangre a los pulmones de modo que el músculo cardiaco se debilita y falla, es así como la hipertensión  arterial pulmonar (HAP) progresa y pone en riesgo la vida de quien la padece.

Causas
De acuerdo con Tomás Pulido, jefe de departamento Cardioneumología del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”, puede presentarse causas desconocidas o hereditarias; asociarse al uso de ciertos medicamentos para adelgazar o drogas ilegales como las metanfetaminas o a anomalías cardíacas presentes al momento del nacimiento.

Además de enfermedades vinculadas a los tejidos conjuntivos, como es lupus, al igual que infecciones de transmisión sexual como el VIH/sida o enfermedad hepática crónica.

Síntomas
El especialista en cardiología señaló que en etapas iniciales, meses o incluso años, los síntomas no son evidentes; sin embargo, a medida que progresa se presenta dificultad para respirar en actividades cotidianas o incluso durante descansos. Otros indicadores pueden ser fatiga que en algunos casos se acompaña de mareo o episodios de desmayo.

Pulso acelerado, palpitaciones en el corazón y dolor de pecho, así como inflamación en los tobillos y piernas que puede prolongarse al abdomen son signos de alarma de que hay presión. De igual modo el color azulado en piel y labios indican progresión del padecimiento.

Diagnóstico
Debido a que los síntomas son similares a la de otras afecciones cardiacas o pulmonares, el diagnóstico es complicado, y tarda en promedio, cuatro años, ya que suele confundirse con asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o la apnea del sueño. Por ello se requiere una adecuada historia clínica que identifique antecedentes familiares con este padecimiento y se pueda diagnosticar en etapas tempranas.

Algunas pruebas que pueden brindar un diagnóstico adecuado son un ecocardiograma que por medio de ondas sonoras se crean imágenes en movimiento del latido del corazón, así como el tamaño y funcionamiento del ventrículo derecho. Una radiografía de tórax también puede brindar una imagen completa tanto del corazón como de los pulmones.
Un electrocardiograma, así como un cateterismo cardiaco pueden mostrar la gravedad de la enfermedad, estos pueden acompañarse de estudios sanguíneos que permitan valorar posibles causas del desarrollo de la HAP.

Tratamiento
Existen medicamentos especializados que requieren seguimiento a largo plazo para controlar la enfermedad, tal es el caso de los vasodilatadores que permiten abrir los vasos sanguíneos estrechos para que fluya la sangre con mayor facilidad; de igual modo otros fármacos ayudan a reducir la sustancia que estrecha los vasos.

Las dosis altas de bloqueantes de canales de calcio ayudan a relajar los músculos de las paredes de los casos y los anticoagulantes pueden prevenir en algunos casos la formación de coágulos en las arterias pulmonares.

O de más reciente creación, aquellos que relajan los vasos sanguíneos  de pulmones para permitir el flujo de la sangre.

Si los medicamentos no controlan la HAP se puede recurrir a una cirugía a corazón abierto que permita abrir las cavidades para aliviar la presión del corazón.

Impacto
Debido al perfil de sus síntomas y la limitación que su avance puede generar en las actividades diarias de los pacientes, la HAP es una enfermedad discapacitante. Se calcula que, a escala global, más de la mitad de los pacientes y una proporción similar de cuidadores afirmaron que la enfermedad tuvo un impacto “significativo” en su vida diaria, asociado al avance de los síntomas.

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