Calentamiento global y salud — letraese letra ese

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Calentamiento global y salud


El 2018 fue el año más caliente en la historia registrada de los océanos, afirmó el científico Zeke Hausfather. De la misma forma, el 2017 fue el año más caliente en la historia de los océanos, y antes de eso, el 2016 había sido el más caliente jamás registrado. Zeke y otros colegas hacen notar en su artículo “¿Qué tan rápido se están calentando los océanos?”, publicado en el número de enero de la prestigiada revista Science, que los mares han estado rompiendo récords de temperatura durante muchos años seguidos. Esto significa, sostienen, que el océano se está calentando 40 por ciento más rápido de lo que un panel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calculó hace cinco años.

Aun con esta y toda clase de pruebas científicas, gobernantes actuales como Donald Trump, de Estados Unidos, o Jair Bolsonaro, de Brasil, rechazan que el aumento de temperatura del planeta Tierra sea un problema, por lo que se niegan a suscribir acuerdos que busquen disminuir los daños que la actividad humana le está causando al mundo. Lo grave de este contexto es que el calentamiento global se está dando de una manera más acelerada que lo que se había previsto, y las acciones se han vuelto ya urgentes.

De hecho, observaciones de la NASA han demostrado que durante los últimos 25 años, el nivel del mar en todo el mundo se ha incrementado aceleradamente, en lugar de presentar un crecimiento sostenido. Así, por cada dos grados centígrados que aumente la temperatura global, las aguas oceánicas subirán unos 60 centímetros. Esto significaría que el mar duplicará su nivel total proyectado para el año 2100.

Pero no se trata sólo de una carrera contra el tiempo o de evitar lo que puede suceder en el futuro. Los estragos del cambio climático ya se están resintiendo en la época actual, y tienen una afectación directa en la salud de los seres humanos.

La salud, amenazada
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado al cambio climático como “una amenaza emergente considerable para la salud pública” que, en particular, debería subrayar la atención que requieren las poblaciones en situación vulnerable.

De la misma forma, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, organismo global creado en 1988 para contrarrestar el problema, considera que existen numerosas pruebas de que los seres humanos están afectando al clima del planeta, lo que a su vez se revierte en perjuicio de la humanidad. Pero, ¿de qué forma esta situación afecta a las personas en lo individual?

 

La Organización Mundial de la Salud ha considerado al cambio climático como “una amenaza emergente considerable para la salud pública” que, en particular,
debería subrayar la atención que requieren las poblaciones en situación vulnerable

 

Los cambios drásticos del clima provocan muertes y enfermedades debidas a desastres naturales, por ejemplo, olas de calor, inundaciones y sequías. A esto se debe sumar que el comportamiento de ciertas enfermedades contagiosas o aquellas que se transmiten por vectores (como el dengue, que se transmite por la picadura de un mosquito, por ejemplo) son muy sensibles a los cambios de temperatura o el nivel de agua que cambia con las lluvias. Por ejemplo, el paludismo, el dengue, la diarrea o la malnutrición impactan de manera diferente a diferentes poblaciones.

Esto implica que “las repercusiones del clima en la salud humana no se distribuirán uniformemente en el mundo”, sostiene la OMS. Van a ser los países en desarrollo, las islas, las zonas áridas y de la alta montaña, así como las zonas costeras que tienen mucha población, las que queden más expuestas a los fenómenos naturales derivados de la variaciones de temperatura.
Según se ha previsto, entre 2030 y 2050 el cambio climático va a causar unas 250 mil muertes adicionales cada año, debido a la desnutrición, el paludismo y la diarrea.

Aunque el calentamiento mundial podría tener algunos beneficios puntuales, como causar una menor cantidad de muertes en el invierno de ciertas regiones y un aumento de la producción de alimentos en determinadas zonas, el organismo internacional advierte que “los efectos globales para la salud del cambio climático serán probablemente muy negativos”. Esto porque el cambio climático influye en los facotres sociales y medioambientales de la salud, como son el aire limpio, el agua potable, una producción suficiente de alimentos y una vivienda segura.

Calor y fenómenos meteorológicos
Una temperatura muy alta del aire contribuye directamente a las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre personas de la tercera edad. Un ejemplo es la ola de calor que sufrió Europa en el verano de 2003, cuanto se contabilizaron 70 mil defunciones, de acuerdo con la hoja de datos de la OMS.

Los niveles de polen y otras sustancias que producen alergias también son mayores en caso de calor extremo. Pueden provocar asma, enfermedadque afecta a unos 300 millones de personas en todo el mundo. Se prevé que el aumento de las temperaturas que ya se registra aumentará esa cifra.

Por otro lado, los desastres naturales relacionados con fenómenos meteorológicos causan más de 60 mil muertes, sobre todo en los países en vías de desarrollo.

El aumento del nivel del mar y unos fenómenos meteorológicos cada vez más intensos destruirán viviendas, servicios médicos y otros servicios esenciales para la subsistencia. Además, advierte la OMS, hay que recordar que más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 km del mar. Muchas personas podrían verse obligadas a migrar, lo que aumentaría los riesgos en su salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades transmisibles. Asimismo, la variabilidad cada vez mayor de las lluvias afectaría la disponibilidad de agua dulce, lo cual impactaría la higiene y aumentaría el riesgo de enfermedades diarreicas, que ya de por sí cada año provocan aproximadamente 760 mil muertes de menores de cinco años. es de defunciones cada año.

 

“Las repercusiones del clima en la salud humana no se distribuirán uniformemente en el mundo”, sostiene la OMS. Van a ser los países en desarrollo, las islas,
las zonas áridas y de la alta montaña las más afectadas.

 

¿Qué se puede hacer?
En 2015, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó un plan de trabajo de la OMS en materia de cambio climático y salud. Para implementarlo, se encuentra en colaboración con la ONU y otros organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), otra agencia especializada de las Naciones Unidas:

Entre los principales ejes de esa estrategia se encuentra la promoción del desarrollo sustentable, pues el aprovechar mejor los recursos naturales y contaminar menos el aire y las aguas facilitarán la continuidad de la actividad humana con el menor impacto ambiental posible. A esto se suma la reducción de la huella de carbono de las propias instituciones (hogares, escuelas, empresas), esto es, optimizar el consumo de energía, de agua y de insumos como el papel, para reducir el daño al medio ambiente.

Al trabajo se han sumado también numerosas organizaciones civiles de servicios de salud, como las reunidas en Durban, en 2011, en la primera Cumbre Mundial sobre el Clima y la Salud, quienes firmaron un Llamado a la Acción. En él, pugnan por adaptar constantemente los sistemas de salud para hacer frente a las enfermedades o afecciones que se agudizan con ciertos efectos del cambio climático, como la contaminación atmosférica.

Además, un elemento fundamental es la concientización sobre el tema. Las ONG consideran necesario el “proporcionar y difundir información sobre las amenazas que plantea el cambio climático para la salud humana y las oportunidades de fomentar la salud reduciendo las emisiones de carbono”. Para lograrlo, se debe recurrir a la evidencia científica que constantemente se genera sobre la relación entre el cambio climático y la salud, además de procurar establecer una agenda mundial que investigue sobre el tema.

El acuerdo se cierra con frases contundentes: “La cuestión es urgente. La salud de la población mundial está en peligro. El momento de actuar es ahora”.

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