Alergias infantiles
Las alergias son la forma en que el sistema inmune responde de forma inadecuada a sustancias que normalmente no tendrían que generarnos algún padecimiento, conocidas como alérgeno. La presencia de alérgenos en niños y niñas puede originarse por el contacto con la piel o pueden respirarse, comerse o recibirse a través del uso de algún medicamento y causar síntomas desde picores o urticaria, hasta problemas más graves como una reacción anafiláctica, es decir, repentina y grave que puede poner en riesgo la vida.
Al presentarse una alergia, el sistema inmunológico trabaja de forma exagerada enviando señales que produzcan anticuerpos llamados inmunoglobulina E (IgE) para que liberen sustancias químicas (histaminas) que viajan al torrente sanguíneo y defienden al cuerpo de sustancias invasoras -los alérgenos-. La reacción alérgica en el infante se presentará de acuerdo con la parte del cuerpo que haya sido expuesta al alérgeno. Comúnmente afectan los ojos, la nariz, la garganta, los pulmones o la piel.
Las alergias ocupan los primeros lugares entre las enfermedades crónicas infantiles. Si bien tienen un componente hereditario, se tienen que revisar elementos que no desarrollen una tendencia a una alergia en niños y niñas como el abandono de la lactancia materna antes de los seis meses del nacimiento o la introducción precoz de alimentos.
Algunos alérgenos comunes que las y los infantes reciben por vía respiratoria son el polen de las flores, el moho y las células muertas de las mascotas, mientras que en los alérgenos de alimentos se encuentra el maní, frutos secos, huevo y leche de vaca.