Hijras: encarnación de lo divino
Los hijras son una comunidad única de la India, cuyos integrantes no se identifican completamente como hombres ni como mujeres. A lo largo de varios siglos han tenido un lugar especial en la sociedad de ese país y desempeñan un papel histórico y simbólico.
Su historia se remonta a la Antigüedad, donde se les atribuía una conexión espiritual y divina. Su presencia se menciona en textos religiosos y mitológicos de la India, tan antiguos como el Mahabharata.
Los hijras han sido venerados como seres sagrados y se les considera portadores de bendiciones y buena fortuna. Según la mitología, se les considera una encarnación de Ardhanarishvara, una deidad que fusiona los aspectos masculinos y femeninos. Esta figura simboliza la totalidad y la armonía de los opuestos en la vida y la creación. Por tanto, los hijras son vistos como una manifestación de lo divino en la tierra.
Sin embargo, la realidad de los hijras en la India contemporánea también ha estado marcada por desafíos y discriminación. A pesar de su estatus sagrado, suelen enfrentar marginación social y dificultades económicas. Muchos hijras se ganan la vida pidiendo limosna, ya que sus oportunidades de un empleo formal son limitadas.
No obstante, en los últimos años se han realizado esfuerzos para reconocer y proteger los derechos de este grupo. En 2014, la Corte Suprema de la India reconoció oficialmente a los hijras como un “tercer género” y les otorgó derechos legales y protección contra la discriminación. Este reconocimiento fue un paso importante hacia la inclusión y el empoderamiento de la comunidad hijra.