Educando al corazón — letraese letra ese

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Educando al corazón


A partir de qué premisas construimos las formas de relacionarnos sentimentalmente con otras personas. Pocas veces nos lo preguntamos, sin embargo, un grupo de investigadoras, principalmente, tomando como referencia los estudios de historia cultural y de las emociones se ha dado a la tarea de indagar las raíces de la educación sentimental en México y América Latina.

Las dudas en el terreno amoroso siempre han estado presentes, en cualquier época y momento. Muchas veces se requieren de la escucha de otras voces, ajenas al problema y al contexto, para poder tener más opciones de acción. Actualmente, podríamos pensar que las redes sociales son la mejor opción para buscar consejos en el terreno de lo amatorio, sin embargo, en cada momento de la historia, han existido opciones para saciar esa curiosidad y situarse en el espacio y el tiempo.

En el naciente siglo XX, apareció en el espacio público de la ciudad de México, la Colección de Cartas Amorosas, editada por Vanegas Arroyo e ilustrada por José Guadalupe Posada, en cuyas páginas se definía la forma en que una “señorita” debería comportarse ante un acto de pretensión por parte de un hombre o los tipos de palabras que podían escribir los hombres cuando deseaban expresar sus sentimientos a una mujer.

Publicada por más de dos décadas, esta Colección marcó, de manera considerable, a varias generaciones de la población mexicana en el ámbito de lo sentimental, pero, no sólo eso, sino, como indica Oliva López Sánchez, especialista en el estudio sociocultural de las emociones y coordinadora del volumen Amor, Desamor y Modernidad. Régimen de una educación sentimental en México y América Latina (1900 – 1950), fue su único referente educativo con respecto y un vehículo del Estado para delimitar las maneras de amar.

Para asegurar lo anterior, la investigadora de la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala de la UNAM se sustenta en tres grandes premisas: desde el siglo XVIII había una serie de normas rituales morales al interior de los grupos sociales y se erige la posibilidad de elección de la persona con la que se pretende entablar una relación, rompiendo con la tradición de las relaciones impuestas, por lo que se cimientan los valores de la individualidad, la libre elección y la autonomía, para acompañar al amor romántico que se sustenta en la autenticidad de los sentimientos. Por otra parte, surge una nueva performatividad de los sexos y de los géneros, creándose un comportamiento emocional expresivo para cada uno. Y se consolida una institución, sustentada en la tradición y la costumbre, el matrimonio.

 

En México, desde el siglo XVIII había una serie de normas rituales morales en los grupos sociales y surgió la posibilidad de elección de la persona para entablar una relación, rompiendo con la tradición de las relaciones impuestas, y se vislumbró al amor romántico sustentado en los sentimientos.

 

Este afán de establecer los parámetros de la vida amorosa de las personas, sostiene López Sánchez, es parte de un proyecto de ingeniería social que marca pautas en el tema, norma los comportamientos, establece representaciones y prácticas, delimita los roles de género y emocionales y marca las jerarquías sociales. Por esas razones, en el contenido de los Cuadernos se recomienda a las mujeres ser siempre agradables, rechazar en un primer momento a la persona interesada, no darse al placer sin amor y mucho menos sin matrimonio de por medio, entre otros.

No sólo en México se publicaron revistas del tipo, otros ensayos contenidos en la compilación publicada por la UNAM indican que en Argentina hubo folletos y pasquines para la elaboración de cartas de amor o escribir poemas desde el fondo del corazón, y seguramente, en otros países latinoamericanos, la situación fue similar.

Pasiones desenfrenadas

Historias anunciadas con gran ahínco, resaltando la tragedia en la que culminó la trayectoria de una pareja como consecuencia de actos contrarios a lo dictado por las buenas costumbres de la época, por poner en entredicho esos valores que conllevaban a la aprobación social y retar a la lógica amorosa imperante, fueron una constante en las publicaciones de la primera mitad del siglo XX, que seleccionaban los casos más espeluznantes para ser impresos e ilustrados, bajo previo conocimiento de la sed social por saber los pormenores.

Conocidas bajo el mote de nota roja, estas noticias cobraron gran relevancia en varios países latinoamericanos, pero como señalan varias de las investigadoras participantes en el compendio de artículos académicos, dan fe de las formas en que se maximiza la noción de amor romántico, y el establecimiento de los roles de género dentro del mismo, pues si una mujer decidía quitar la vida a su pareja, era considerada como alguien con un trastorno mental, pero si era un hombre el que cometía dicho acto, se le veía como una restauración a su honor y a su dignidad.

Es a través de estas notas que se construye el concepto de “crimen pasional” referente a ese frenesí desatado por el incumplimiento de uno de los integrantes de la pareja del pacto establecido, y que, al paso del tiempo, pasaría a justificar este tipo de actos, la considerarse que las violencias cometidas eran producto de la ceguera provocada por los celos y la ira, una especie de locura temporal.

Como señala Edith Flores, la publicación de este tipo de notas provocó la invasión de la prensa a la intimidad de las personas matizada con un toque melodramático en el que se rescatan los sentimientos básicos, las situaciones y las sensaciones, los personajes, el espectáculo provocado por su acto y la perpetuación de una serie de reglas morales, cuyo rompimiento detona un caos con consecuencias funestas.

Así, el melodrama, reforzado por las publicaciones de nota roja, se posicionó como la principal guía sentimental de la población, sin importar algunas diferencias de estratos sociales o de otro tipo, pues, al final, en cualquier momento, una persona se interesaba por otra e iniciaba su devenir romántico.

 

La música, a través de ritmos como el bolero, se convierte en una réplica de esta noción de amor construida a partir del sacrificio, el dolor, el sufrimiento, la abnegación y las correctas maneras de ser.

 

Industrias culturales

Hace varias décadas, los filósofos alemanes Theodor Adorno y Mark Horkheimer proponían el concepto de industria cultural para señalar que hay en nuestras sociedades hay un sistema de la cultura, que funciona de la misma manera que cualquier empresa capitalista y está enfocado a mercantilizar la producción cultural, pero también a imponer un orden y una estandarización de los patrones culturales.

Las emociones, y mucho menos el amor, no son ajenos a su absorción dentro la producción cultural bajo ciertos parámetros. Varios de los autores participantes en el compendio, comparten como la música, a través de ritmos como el bolero, se convierte en una réplica de esta noción de amor construida a partir del sacrificio, el dolor, el sufrimiento, la abnegación y las correctas maneras del ser, que, en caso de no cumplirse, dan pie a canciones desgarradoras, ampliamente difundidas en la radio.

La música no es el único producto cultural por medio del cual se expresan los sentimientos. También lo son la literatura y cualquier otra expresión artística en la que se intenté abordar el tema del amor, o más bien, se le haya intentado dar una explicación o un sentido para encontrar una orientación para el romance o una explicación a algo tan complejo como lo resultan los sentimientos y las emociones.

A través de la subdivisión en tres grandes ejes temáticos: reminiscencias del amor romántico en los lenguajes y prácticas de la intimidad a inicios del siglo XX en América Latina; el des – orden del amor romántico en el siglo XX: violencia, muerte y locura por amor, y amor romántico: industrias culturales, funciones pedagógicas, acciones individuales y políticas, esta reciente publicación de la UNAM abre camino a un campo de estudio aún no tan abarcado dentro de los ámbitos académicos, pero necesario para comprender el porqué de muchas circunstancias sociales que hasta el día de hoy prevalecen en nuestras sociedades como son los valores morales dados a las emociones y la relevancia impuesta al amor, siempre y cuando permanezca dentro de ciertos cánones.

Pioneras en la materia, el conjunto de investigaciones que componen este volumen dan pie a nuevos análisis sobre la construcción de este sentimiento en parejas conformadas por personas del mismo sexo, las redes sociales como espacios de enriquecimiento de experiencias o de construcción de nuevos modelos de relaciones amorosas, las aplicaciones digitales de citas, las series de diferentes plataformas de streaming, los reality shows, los influencers y un sinfín de nuevos artilugios que continúan trazando una educación sentimental, probablemente, no tan alejada de la que hubo hace casi un siglo, sino, únicamente reforzada.

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