Un giro inesperado: la tortícolis
Frecuentemente se relaciona la tortícolis con las malas posturas al dormir, esas que producen en el cuello dolor agudo, rigidez y hasta la pérdida de movilidad de la cabeza; lo mismo ocurre al inclinarse para revisar el celular. Sin embargo, dicha afección para algunos viene desde el nacimiento, a otros les llega por estrés e incluso sin causa alguna.
La contractura involuntaria de los músculos esternocleidomastoideos, el trapecio y los escalenos origina una inclinación asimétrica de dichos músculos del cuello, ocasionando la flexión lateral de la cabeza y la barbilla que hacen que los mismos tengan una posición anormal, conocida también como tortícolis.
El diagnóstico dependerá del especialista, pues las causas podrían asociarse a diversos problemas subyacentes, aunque los tipos más frecuentes son: congénita (mala postura del feto durante su crecimiento), comunes (malas posturas y movimientos bruscos), espasmódica (estrés o fatiga) e idiopática (no existe causa).
Dolor en el cuello, rigidez e imposibilidad para girar la cabeza, inclusive mareos, fiebre e inflamación son indicios que se deben atender con el médico, quien deberá descartar una hernia de disco o una infección viral. Para ello, el especialista hará un historial clínico y dependiendo del caso, se determinará realizar una radiografía del área cervical de la columna, una tomografía o una resonancia.
En caso de la tortícolis infecciosa, el tratamiento podría ser específico; con la congénita, se trata con inyecciones de toxina botulínica en los músculos afectados, y la común requiere desde reposo y toma de analgésicos hasta aplicar calor en la zona afectada.