El reto de parar el suicidio — letraese letra ese

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El reto de parar el suicidio


 

“Ola mamá y familia les escrivo este papel para decirles que me perdonen, pues todos los problemas q’ hay entre familia son causados por mi, de berdad q’ intente cambiar pero no lo logre, es por eso q’ hoy estoy decidida y a alejarme para ber si asi logro balorarlos, no ballan a cometer locuras por mi causa pues siempre fui lo peor. espero q’ mis palabras no la herirán”. Es la transcripción exacta de las líneas que una adolescente de 14 años dejó, para después acabar con su vida. Se trata de palabras que reflejan un aspecto de la personalidad que los especialistas denominan “agresión dirigida al interior”, es decir, con su suicidio, la chica buscaba dañarse únicamente a sí misma.

Así lo describe el estudio “Notas suicidas mexicanas. Un análisis cualitativo”, publicado en 2011 en la revista Pensamiento psicológico (Vol. 9, No. 17). En él, los investigadores Ana María Chávez, Luis Fernando Macías y María Gabriela Luna, de la Universidad de Guanajuato, analizaron 142 notas suicidas de personas que se quitaron la vida entre 2005 y 2008 en ese estado. En 2009, Guanajuato era, según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), una de las cinco entidades con más suicidios en todo el país.

El análisis de las producciones simbólicas de las personas (pinturas, libros, cartas) es uno de los métodos de investigación más ricos para investigar el suicidio, según refieren los autores. Esto es porque permite hacer un conteo objetivo de los elementos que aparecen en este tipio de manifestaciones (palabras, conceptos, sentimientos), pero también hacer interpretaciones de la manera en que conviven esos datos en una nota suicida, por ejemplo.

Lo que se pudo observar en esta investigación coincide con los datos obtenidos en otros países y momentos históricos, y es que las notas suicidas por lo general reflejan claramente los motivos, sentimientos, deseos y pensamientos de la persona, ya que generalmente son escritos momentos antes de cometer el acto, “lo cual nos permite tener un acceso más cercano al acto mismo y, por tanto, a su comprensión”, escriben los investigadores. Esto aun cuando, reconocen, sólo entre 12 y 15 por ciento de las y los suicidas dejan una nota.

Así, los sentimientos más frecuentemente hallados en notas suicidas son el pedir u otorgar perdón, el decaimiento, la desesperanza y el enojo. Por ejemplo, un estudio que comparó notas suicidas de Estados Unidos con algunas de otros países como Turquía, Australia, Rusia, Irlanda y México, encontró que había más similitudes que diferencias entre el primero y los últimos: no había diferencias significativas en el estado o las enfermedades mentales de los suicidas. De esta forma, “puede inferirse que la cultura influye en la mente del suicida, pero definitivamente no es lo que determina el acto”, ya que éste tiene más que ver con situaciones particulares de la persona y con sus sentimientos.

Un fenómeno en crecimiento
En México, en 2015 se dieron 5.2 suicidios por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con datos del INEGI. Aunque esta cifra no varió respecto al año anterior, sí superó la de 2014, cuando hubo 4.3 muertes de este tipo por cada 100 mil habitantes.

En nuestro país es mucho más frecuente el suicidio de hombres (8.5 por cada 100 mil) que de mujeres (2.0 por cada 100 mil), y algunos estudios señalan que hay mayor riesgo de cometerlo en los extremos de la vida. No obstante, en México se concentra en edades jóvenes, ya que cuatro de cada 10 suicidas tenía entre 15 y 29 años. Según el mismo INEGI, 3.7 por ciento de quienes murieron de esta forma tenían entre 10 y 14 años de edad.

 

Uno de los primeros mitos que rodean al suicidio es que se trata de un arrebato envuelto en un problema mental. Varios estudios han mostrado que quienes
acaban con su vida lo hacen, la gran mayoría de las veces, con plena consciencia del acto y con lucidez suficiente para prepararlo y ejecutarlo. El desafío para
lograr evitarlo es intervenir en los momentos precisos y de forma eficaz.

 

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unas 800 mil personas se suicidan cada año alrededor del mundo, sin contar los miles de intentos que también se realizan.

Respecto a las causas, este organismo internacional sostiene que, si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular aquellos que se relacionan con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de ingresos altos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis en los que la persona no cree tener la capacidad para afrontar las presiones de la vida, como pueden ser los problemas económicos, las rupturas de relaciones o las enfermedades crónicas.

Además, experiencias como conflictos bélicos, desastres naturales, violencia, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas. La OMS también advierte que las tasas de suicidio son elevadas entre los grupos que están en situación vulnerable o son objeto de discriminación, por ejemplo, refugiados y migrantes; comunidades indígenas; personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales, y las personas que se encuentran en reclusión. Es necesario también tomar encuenta que el principal factor de riesgo de suicidio es un intento previo de suicidio.

Volviendo al caso de México, 8 de cada 10 suicidios se cometieron en el domicilio particular, detalla el INEGI, y el método que más se empleó fue el ahorcamiento.

Abordajes de prevención
Este fenómeno es uno de los problemas prioritarios según  el Programa de acción para superar la brecha en salud mental, establecido por la OMS en 2008. Dicho programa tiene como objetivo proporcionar orientación técnica, siempre basada en pruebas científicas, con la finalidad de ampliar la prestación de servicios, de salud y que se atiendan los problemas de salud mental, neurológicos y de abuso de drogas tanto ilegales como legales. En el Plan de acción sobre salud mental 2013-2020, los Estados miembros de la OMS se comprometieron a trabajar para alcanzar la meta de reducir las tasas nacionales de suicidios en un 10 por ciento para 2020.

Entre las estrategias de prevención que el organismo recomienda está que los Estados conozcan los métodos de suicidio más comunes. Tal información es importante para elaborar estrategias basadas en medidas que hayan probado su eficacia. Por ejemplo, el restringir el acceso a los medios de suicidio como armas de fuego, venenos y ciertos medicamentos (todos los cuales están entre los más usados), es una medida preventiva. Esto porque cuanto más al alcance se tengan las herramientas, más posible será el que la persona con ideas suicidas logre consumar la terminación de su vida.

Los expertos coinciden en que es un problema totalmente prevenible. De acuerdo con la OMS, esto también se puede lograr si los medios de comunicación se comprometen a difundir la información de manera responsable. De igual forma, es necesario que se diseñen políticas públicas que se enfoquen en reducir el abuso del alcohol; que procuren la identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental, abuso de drogas y trastorno emocional agudo. Asimismo, se debería capacitar al personal de salud no especializado para que puedan dar un buen seguimiento a las conductas suicidas.

El estigma que acarrean, particularmente, los trastornos mentales y el suicidio, hace mucho más difícil que las personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo reciban la ayuda psicológica o psiquiátrica que necesitan. En la actualidad, sólo algunos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades de salud, y solo 38 países cuentan con una estrategia nacional de prevención del suicidio.

 

Durante el año 2016, más del 79% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos. No obstante, las razones por
las que las personas cometen este acto son diferentes según el contexto sociocultural.

 

“No me deberá importar si el contenido de esto resulta agresivo, de hecho en este momento pudiera matar a varias personas. Todo es tan sencillo para algunos como para simplemente decir adiós, pero a decir verdad no saben lo que estoy maquinando dentro, no saben que dentro de mi yacen varias decenas de individuos muertos por mis manos apretados hasta el fin por una fuerza que no poseo. Si supieran cómo he gozado viendo sus venas reventarse de la presión, cómo he gozado la mirada suplicante de mis enemigos, de aquellos que me han arrebatado lo que me pertenece. Pero igualmente quisiera matar al objeto que me ha iniciado en esta ira… para mi amante engañadora, la bella mujer que me destroza. ¡¡¡Muérete!!!”, escribió un joven de 19 años, mostrando de esta forma toda su agresión dirigida hacia el exterior, hacia aquellos que le sobrevivirán.

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