Arcoiris sobre dos Alemanias — letraese letra ese

Director fundador | CARLOS PAYAN Director general | CARMEN LIRA SAADE • Director Alejandro Brito Lemus

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Arcoiris sobre dos Alemanias


En el pasado festival de cine Mic Género se presentó uno de los trabajos más recientes del documentalista alemán Jochen Hick, My wonderful West Berlin (2017), segunda parte de una trilogía sobre la vida gay en Alemania antes y después de la caída del muro de Berlín.

Se trata de recuperar en esas cintas la memoria histórica de una minoría sexual a partir de las voces de algunos de sus protagonistas, personas que vivieron los rigores de la marginalidad y la exclusión social en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, haciendo hincapié en la situación poco conocida de la vida de las personas gay en el clima opresivo  que impuso el régimen autoritario de la República Democrática Alemana (RDA) desde la construcción del muro en 1961 hasta su derrumbe final en 1989. Presentar en paralelo los contrastes de la experiencia homosexual en las dos Alemanias y los efectos posteriores de la reunificación territorial en las vidas cotidianas de sus protagonistas, ofrece un panorama muy vivo de los cambios culturales y las contradicciones políticas que hasta hoy siguen vigentes. A continuación una breve charla con el realizador.    

¿Qué le motivó a explorar los contrastes de la vida gay en las dos Alemanias?
Quise primero realizar un documental sobre la Alemania queer oriental, porque no se había hecho nada al respecto. Hay dos películas Out in East Berlin (2013) y Der Ost-Komplex (2016), en las que se trataba de ver quién podía hablar mejor de ese país. Los izquierdistas estaban muy a la defensiva, en ocasiones por buenas razones otras por simple tontería. La derecha, por su parte, utilizaba la RDA para discriminar a la izquierda. Hasta entonces nada se había hecho en el cine, por lo que empecé a realizar una película corta, DDR, al final del arcoiris (2005/11), que abarcaba desde el final de la guerra en 1945 hasta la caída del muro, y luego se volvió el largometraje Out in East Berlin, una historia narrada de modo diferente de aquel primer corto, con algunos protagonistas que ofrecían sobre el tema perspectivas muy divergentes. En el primer trabajo utilizamos material de archivo proveniente de la televisión estatal de Alemania Oriental, y en el segundo filme pudimos utilizar buena parte del material de la compañía productora que hoy conserva todos los noticieros y material audiovisual de la RDA. Para realizar la película consultamos libros, revisamos archivos, acudimos al museo gay de Berlín (una ayuda invaluable), a las universidades, incluso tuvimos acceso a archivos de la policía secreta, la Stasi, y pudimos también entrevistar a un total de cien personas, de las cuales sólo aparecen trece en el corte final de la película. Tiempo después realicé My Wonderful West Berlin, que cubre el mismo periodo (1945-1990).  


¿Qué cambios culturales registra la trilogía?
Algo notable en esta última cinta fue la cuestión generacional. Todo había cambiado. Por ejemplo, Egmont Fassbinder, uno de los protagonistas en My wonderful West Berlín y también primo del cineasta R.W. Fassbinder, dice a propósito del matrimonio gay: “Nunca pensamos algún día en casarnos y ahora me parece tan estúpido que esto pueda hacerse”. Él nunca se casó. Supongo que sabía que en el pasado eso jamás había sido un tema porque a nadie se le habría ocurrido hablar de ello. La discusión en Alemania sólo se dio a partir de 1991, después del periodo que cubre la película. De acuerdo con una idea de corrección política, si los demás ciudadanos gozan de algún derecho, los gays en automático también deberán poder gozar de él.

También podría decirse que no debe uno hacer lo mismo que la mayoría heterosexual, pero la historia nos demuestra que en los años 70 sólo una minoría de gays asistía a las manifestaciones, mientras que la mayor parte de la comunidad gay era tan burguesa como aquellos mismos heterosexuales a los que ahora se critica. Creo que la tercera parte de quienes participan en mis películas consideran el asunto desde una perspectiva muy crítica, aunque siempre respetuosa hacia quienes no piensan como ellos. Tal vez la mitad piensa que lo que hoy sucede es lo correcto, inclusive que se trata de un parteaguas en la historia.

¿Qué impacto han tenido esos cambios sobre la vida cotidiana de los gays?
La película registra además otras transformaciones. Hay, por ejemplo, el caso de los encuentros casuales, el ligue callejero, donde también todo ha cambiado. Muy poca gente practica ya ese ligue como lo hacía treinta años antes, en los urinarios públicos de las estaciones de trenes o en un parque público como el Tiergarten berlinés. Ahora la gente aspira a una mayor sociabilidad, procura espacios más grandes, y esa movilidad es cada vez muy grande. Incluye ir a las fiestas, conectarse en línea, y sobre todo viajar, aun cuando se tengan 40, 50 años o muchos más. Desde esta perspectiva, los años 70 aparecen ahora mitificados como una época dorada en la vida gay. La reactivación de la sociabilidad comenzó a darse a partir de la descriminalización de la homosexualidad en diversos países occidentales y de los movimientos sociales ligados a 1968. Antes de esta época había algo dramáticamente existencial en el modo en que se vivía la homosexualidad, pues existían a la par el miedo y las persecuciones. Aunque las nuevas generaciones critican el estilo de vida de los gays que antes tenían que vivir en el closet, lo cierto es que siempre fue mucho más valiente participar en los años 50 en una reunión política gay en Frankfurt, por ejemplo, que salir dos décadas después, al lado de otros grupos radicales, a manifestarse en contra del Shá de Irán. En ese entonces los gays podían perder sus empleos si se descubría su orientación sexual y no había forma de protestar o actuar jurídicamente contra esa discriminación. Entre 1945 y 1969 se dieron, tan sólo en la República Federal Alemana (RFA), 50 mil condenas por homosexualidad. Para finales de los 70 ya todo había cambiado.

¿Los nuevos tiempos trajeron consigo una normalización de la homosexualidad?
La institucionalización de la disidencia sexual puede ser peligrosa, sobre todo si quieres destacar tu diferencia y esa diferencia es algo político. Pero pienso que mucha gente gay se siente también igual a los demás, incluso idéntica a los heterosexuales, y eso también es importante. Existen dos enfoques diferentes. Hay quienes se sentirán siempre marginales, alejados del núcleo familiar tradicional, deliberadamente parias, y también existen quienes piensan que ahora ya pueden ser abiertamente miembros de la sociedad o de un partido, o manifestar su diferencia en el terreno laboral o en alguna compañía comercial que incluso participe con un carro decorativo en un desfile gay. De lo que ahora nos percatamos es de que mucha gente gay siempre fue igual de conservadora que otras personas en el mundo heterosexual. También ha habido cambios en las posturas políticas de la gente gay, quienes han difuminado las fronteras entre derecha e izquierda, sin que eso importe mucho u obstaculice de modo alguno la comunicación o un encuentro sexual. La tercera parte de mi película, que cubre de 1990 a la época actual, será la más difícil, pues habrá en ella más gente que sabe todo lo que ha pasado y que sigue aún viva. Se trata de su época. Ahí todos tienen su propia historia. Se hablará de la lucha por el matrimonio gay en Alemania, sobre la reunificación del país y del descubrimiento por parte de los gays de Alemania oriental de un país nuevo que al mismo tiempo era también el suyo y donde ya pueden al fin vivir libremente su sexualidad.

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