Ahogarse al dormir
Normalmente, cuando dormimos, los músculos de la boca, lengua y faringe se relajan sin bloquear la vía respiratoria. Pero en algunos casos, dichos músculos colapsan, provocando interrupciones en la respiración mientras se duerme por varios segundos. Esto se llama apnea obstructiva del sueño, y las pausas en la respiración pueden repetirse 30 veces o más en toda la noche.
Este padecimiento no sólo fragmenta las fases del sueño, también podría ocasionar ansiedad, problemas de memoria, hipertensión arterial, diabetes, ictus, complicaciones cardiovasculares y, en algunos casos, muerte súbita.
Un ronquido intenso y desagradable que se acompaña de sensación de asfixia, atragantamiento, sequedad en la boca y dolor de cabeza son síntomas de quienes padecen este trastorno, que prevalece en hombres (40-60 años), aunque mujeres con malestares menopáusicos y niños con malformaciones faciales o problemas de amígdalas también lo experimentan.
Para diagnosticar, el otorrinolaringólogo realiza un historial clínico, se valora el tipo de apnea para identificar si es central (dejar de respirar por nula comunicación entre cerebro y cuerpo), obstructiva (la más común, donde cesa la respiración debido a una oclusión en la parte posterior de garganta) o mixta (combinada). Además, se recomienda un estudio de polisomnografía que mide oxígeno en sangre y otras actividades mientras se duerme.
Existen diversos tratamientos, como el farmacológico, el quirúrgico, la mascarilla nasal (CPAP) o hasta dormir de lado, tratar la obesidad, no beber alcohol y evitar los sedantes o pastillas para dormir.