COVID-19 y la sexodiversidad — letraese letra ese

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COVID-19 y la sexodiversidad


El color de piel de las personas, su condición económica, su género o su origen étnico han sido factores fundamentales para poder cumplir o no con las medidas sanitarias impuestas por las autoridades con la finalidad de prevenir casos de COVID-19, para poder acceder o no a servicios médicos o de diagnóstico en caso de requerirse o impactan directamente en la letalidad de la enfermedad para con ciertos grupos poblacionales.

Otros factores que han impactado en las tareas de prevención o de respuesta a la COVID-19 son la orientación sexual o la identidad o expresión de género de las personas, pues diversas organizaciones internacionales, encabezadas por la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA, por sus siglas en inglés), señalaron que la pandemia ha mermado el derecho a la salud de quienes se asumen como parte de los grupos LGBTTTIQ+, además de un aumento del estigma y la discriminación en su contra; la carencia de vivienda, la exposición a tener que vivir en entornos hostiles durante las medidas de distanciamiento social y de aislamiento, la falta de acceso al empleo y un mayor número de restricciones para el uso del espacio público.

En diferentes ocasiones, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha exhortado a los Estados miembros a garantizar los derechos de los grupos de la diversidad sexual y genérica, pues se ha percatado de que en casi todos los países “las personas LGBT están desproporcionadamente representadas en los índices de pobreza, falta de acceso a la vivienda y falta de atención médica, lo que significa que pueden verse particularmente afectadas como consecuencia de la pandemia”.

Además, muchas personas LGBT, en particular las más impactadas por la pobreza o las que carecen de documentación personal, dependen en su inmensa mayoría de la economía informal o no estructurada, por lo que sus posibilidades de subsistencia y de mantener un estilo de vida disminuyen debido a las restricciones de COVID-19.

Miscelánea mexicana

En el caso de México, se han realizado varios ejercicios estadísticos para medir el impacto de la emergencia sanitaria en las poblaciones LGBTTTIQ+ y conocer las condiciones a las que se han enfrentado dichos grupos. En el marco de la XX Semana Cultural de la Diversidad Sexual del Instituto Nacional de Antropología e Historia, celebrada de 7 al 10 de septiembre pasados, se organizó el conversatorio “Los servicios de atención para personas LGBTTTIQ en tiempos de COVID-19”, durante el cual, se expusieron los principales resultados de dichos análisis y propuestas de acción de respuesta.

Uno de estos estudios fue la Encuesta Mexicana de Vivencias LGBT ante la COVID-19, elaborada por la línea de investigación en salud y bienestar LGBT de la Facultad de Medicina de la UNAM, encabezada por Juan Carlos Mendoza, que entre otros datos, mostró que 11.5 por ciento del total de la población LGBTTTIQ+ participante en el ejercicio tuvo una afectación laboral por la pandemia y alrededor de 6.7 por ciento se vio obligado a suspender sus estudios.

Otra de las afectaciones compartidas fue que 26 por ciento vio reducidos sus ingresos económicos y casi 10 por ciento tuvo que regresar a vivir con su familia. Además, alrededor del 60 por ciento de participantes afirmaron que la pandemia afectó severamente su vida.

 

La pandemia ha impactado de manera diferenciada a las diversas poblaciones y ha enfatizado las brechas de vulnerabilidad en algunas de ellas. En específico, las personas de la diversidad sexual han experimentado más estigma y discriminación al quedarse sin empleo y tener que regresar a entornos violentos, como la familia.

 

En torno a esas afectaciones, el 83 por ciento de las y los entrevistados indicaron sentirse incómodos al verse en la necesidad de compartir espacio con sus familiares y 91 por ciento mencionó que sintió un aislamiento por parte de sus amistades. Otro dato mostró que uno de cada tres participantes afirmó sentirse sofocado por no expresarse a su familia su estado de salud.

Aunado a esas incomodidades, casi 15 por ciento refirió haber sido discriminado durante este período de emergencia sanitaria, siendo, en más de 50 por ciento de los casos, una agresión verbal, el principal motivo de la exclusión. La mayoría coincidió en que la familia, las amistades y los centros de salud son los principales espacios donde se les discrimina.

Radiografía de la situación

En un ejercicio conjunto de varias organizaciones de la sociedad civil, encabezadas por Yaaj México, y el Consejo para Eliminar y Prevenir la Discriminación en la Ciudad de México (Copred) se aplicó virtualmente un instrumento de evaluación en el que participaron más de seis mil personas de todos los estados de la República Mexicana. Algunos datos recabados indican que 17.8 por ciento que respondieron comentó que había dejado su lugar de residencia habitual; 4.8 por ciento lo hizo por violencia o discriminación y 29 por ciento por no haber tenido algún ingreso.

La encuesta permitió ver que siete de cada 10 personas LGBTTTIQ+ perdieron sus ingresos total o parcialmente, quedando en situación de vulnerabilidad. Además, resalta que si bien este sector ha sido considerado como un grupo prioritario para la Secretaría de Salud, menos de 10 por ciento cuenta con asistencia de programas de gobierno.

Más de la mitad de quienes integran estas poblaciones tuvieron que salir de casa para poder conseguir un ingreso económico y tuvieron pocas opciones laborales en su búsqueda de oportunidades. Otros datos recabados permitieron conocer que un tercio de quienes recibían terapia antirretroviral antes de la pandemia, dejaron de recibirla de manera continua por causas asociadas directamente con la respuesta a la COVID-19.

Además, casi un tercio decidió “salir del clóset” durante este período de confinamiento domiciliario, ocurriendo que 40 por ciento recibiera comentarios o actitudes negativas por parte de su entorno cercano y 60 por ciento fuera aceptado de manera inmediata.

Sobre la discriminación hacia las personas LGBTTTIQ+, casi 50 por ciento dijo que era en la familia donde mayor animadversión hacia su persona sentía; 40 por ciento compartió que también en las redes sociales había experimentado algún acto de violencia, y una de cada cinco personas en los espacios públicos transitados (calle, transporte público o centros comerciales).

Por otra parte, se identificó que las y los integrantes de la población LGBTTTIQ+ tienen mayor probabilidad de desarrollar trastornos como depresión y ansiedad a causa del rechazo y violencia familiar y social, situación que se incrementa con el confinamiento domiciliario. En algunos casos, esto ha derivado en la intención de enviar a quienes se identifican como parte de esas poblaciones a las denominadas “terapias de conversión”.

 

Una encuesta reveló que siete de cada 10 personas LGBTTTIQ+ perdieron sus ingresos total o parcialmente, quedando en situación de vulnerabilidad. Aunque este sector ha sido considerado como grupo prioritario para la Secretaría de Salud, menos de 10 por ciento cuenta con asistencia de programas de gobierno.

 

Impacto diferenciado

Las medidas impuestas por las diferentes autoridades para tratar de mitigar el número de nuevos casos de COVID-19 tuvo impactos diferenciados, afirmó la titular del Copred, Geraldina González de la Vega, durante su participación en el conversatorio, al señalar que no tenían los mismos efectos en todas las personas y no todas podían sumarse a ella, tomando en cuenta su exclusión histórica y el estigma y discriminación alrededor de ciertos grupos, entre ellos, los LGBTTTIQ+.

Para la también abogada, se ha generado un mito alrededor de la pandemia pues se decía que a todas las personas les podía afectar igual, pero no es lo mismo hacerle frente sin recursos y sin acceso a servicios de salud, entre otras carencias, por lo que es sumamente urgente trazar estrategias diferenciadas.

Ejemplificó que en el caso de las juventudes LGBTTTIQ+, en muchas ocasiones, sus casas no son lugares seguros, debido a la discriminación que padecen al interior; sólo tienen acceso a trabajos precarios; carecen de acceso a la vivienda; tuvieron que regresar con familias hostiles hacia ellos. Se sumó la falta de servicios de salud especializados para personas trans o la falta de medicamentos para personas que viven con VIH.

De acuerdo con la y los panelistas, todos los resultados obtenidos a través de estas investigaciones estadísticas se deben de traducir a las autoridades y a los diseñadores de las políticas públicas para que conozcan las diferentes situaciones que se han vivido, conforme a las realidades de ciertos grupos, a fin de mejorar la “nueva normalidad” que está por venir.

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