Las barreras de la salud trans — letraese letra ese

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Las barreras de la salud trans


Un empleo en el que no tuviera que vender su cuerpo a personas ajenas era el deseo de Jessi, quien se consideraba capaz de cubrir los requisitos de los empleos anunciados en internet y en los periódicos, pero no se sentía con la confianza de hacerlo, pues temía que los posibles empleadores, al cotejar su documentación oficial, se percataran de que es una mujer trans y le negaran el trabajo, no porque no tuviera las capacidades para desempeñar las labores sino por prejuicios a causa de su identidad de género. Su opción económica, por varios años, fue el trabajo sexual.

Después de escuchar a unas amigas, decidió tomar un autobús para viajar por dos horas y media hacia la ciudad de México a solicitar el reconocimiento de su identidad de género, suceso que cambió su vida, pues de regreso a Tlaxcala, donde hasta diciembre del año pasado no era posible cambiar el género en un acta de nacimiento, ya contaba con documentación legal que le permitía realizar todos los trámites sin que alguien pudiera cuestionar su identidad. Solicitó un empleo y fue aceptada, consolidando un anhelo de años.

Más al norte, en Sonora, los esfuerzos se han enfocado a gestionar la implementación de protocolos que permitan el reconocimiento de la identidad social en los centros universitarios mediante la incorporación en las listas de asistencia del nombre social en lugar del nombre legal de la persona. Esta medida ha permitido evitar el acoso escolar hacia las personas trans y paliar la deserción escolar, muy alta en este sector poblacional, incluso desde niveles de educación básica, debido a que muchas personas trans no desean estar involucradas en situaciones donde pudieran recibir discriminación o incluso actos de violencia en su contra.

Ser llamada por su nombre en cualquier rincón de su ciudad, de su estado y del país es el sueño de Susana, y de muchas otras chicas trans de Aguascalientes y de otros 22 estados de la República Mexicana, donde aún no es posible que las personas trans cuenten con la documentación legal compaginada con su identidad o expresión de género.

Una situación que, de acuerdo con una de las voces participantes en el documental Transgredidas, realizado por la organización civil VIHDHA, representa una barrera para poder acudir a centros educativos donde les reconozcan su identidad social y gozar de justicia sin ser violentadas, pues incluso el hecho de no reconocerlas legalmente como tales, no se asume como violencia hacia las personas trans.

Además, no gozan del acceso a los servicios de salud en general y carecen de servicios específicos para la comunidad trans, como son el acompañamiento durante los procesos de hormonización y la atención psicológica.

Vulnerabilidad

Comedores y dormitorios improvisados, búsqueda de apoyos como despensas, algunos diálogos con autoridades, labores de cuidado, trabajos de limpieza, e incluso recurrir al trabajo sexual de manera clandestina han sido algunas de las opciones que muchas mujeres trans, en diferentes partes de la República Mexicana, han implementado para subsistir ante la contingencia motivada por la enfermedad de Covid-19.

De manera súbita, muchas vieron cerradas sus fuentes de empleo como los hoteles, para quienes ejercían el trabajo sexual, o sus estéticas y otros locales, para quienes se dedicaban a la cultura de la belleza o alguna otra actividad comercial. Incluso, muchas quedaron sin hogar, pues rentaban cuartos de hotel o posadas, pero éstas fueron cerradas como parte de las medidas sanitarias.

La mayor preocupación de muchas de ellas era que si se infectaban del coronavirus SARS- CoV-2 no contaban con la posibilidad de acceder a servicios de salud por no tener un empleo formal ni una identificación en la que se les reconozca conforme a su identidad o expresión de género.

Ante el panorama, no exclusivo de la realidad mexicana, organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han exhortado a los países del continente americano a tomar en cuenta que este sector de la población, en su mayoría, vive en situación de pobreza, exclusión y falta de acceso a la vivienda, y con pocas posibilidades de recurrir a políticas de asistencia social como refugios seguros o a programas de reactivación económica debido a su carencia de documentación legal.

De igual manera, el organismo interamericano urgió a los estados a implementar o reforzar políticas garantes del respeto a la identidad de género en los servicios de salud y en la garantía de éstos una vez controlada la crisis.

 

La atención en salud para las personas trans debe ir más allá del apoyo para poder realizar su proceso de transición, se deben impulsar medidas para que alcancen ese bienestar físico, mental y emocional propuesto por la Organización Mundial de la Salud.

 

La salud: un Gran reto

Las dificultades para el acceso a servicios de salud por parte de las poblaciones trans no son exclusivas de América Latina. Datos recabados por el Centro Americano para el Progreso revelaron que alrededor de 21 por ciento de las personas trans que han requerido acudir a un servicio médico en Estados Unidos han recibido un trato abusivo y duro por parte del personal de salud.

En Reino Unido, el informe Stonewall, que reúne el monitoreo de decenas de organizaciones de los distintos países que conforman a Gran Breteña, reveló que alrededor de 40 por ciento de las personas trans en territorio británico han tenido problemas para acceder a servicios médicos debido a la falta de documentación legal.

Más lejos, en Australia, el gobierno ha impedido que se continúe dando servicios de salud a las poblaciones juveniles trans, una medida que el Real Colegio Australiano de Médicos ha considerado como carente de ética, pues no ayuda a continuar las investigaciones científicas que se llevaban a cabo ni contribuye a una mejoría de quienes ocupaban los servicios.

Identidad de género y salud

Estrés; una tasa de depresión de alrededor de 50 por ciento, es decir, superior al 30 por ciento de la que suele registrar la población en general; entre 32 y 41 por ciento de integrantes que han pensado o intentado cometer un suicidio alguna vez, muy por encima del 9 por ciento que registra la población estadunidense en general, son algunas de las problemáticas que aquejan a la población trans de Estados Unidos, según datos recabados por un estudio aplicado en todo el territorio de la Unión Americana.

Como parte de los resultados obtenidos en la investigación publicada en la revista médica The Lancet, en la que participaron 27 mil 715 personas trans que residían en Estados Unidos, investigadores de las universidades de Drexel en Filadelfia, de Toronto y del Oeste en Ontario, Canadá, hallaron que en territorio estadunidense, sólo 11 por ciento de las personas adultas trans contaban con todos sus documentos conforme a su identidad o expresión de género, cifra que contrasta con casi 44 por ciento que cuenta con algunas identificaciones conforme a su identidad de género y alrededor de 45 por ciento que no cuenta con ninguna.

Si bien en la mayoría de las localidades de Estados Unidos es legalmente posible realizar un cambio de identidad de género, éste requiere de un juicio a fin de que sea un juez quien autorice dicha modificación, o de dictámenes médicos que validen la solicitud del cambio, además de un costo de varios cientos de dólares para poder completar el proceso.

Al respecto, la investigación arrojó que algunas de las situaciones por las que las personas trans no realizan su cambio de documentación legal son la imposibilidad de asumir los costos (37 por ciento), la creencia de que no es posible (27 por ciento), desconocimiento de cómo hacer el trámite (27 por ciento), miedo a no poder obtener la documentación (25 por ciento) y miedo a que no le permitieran el ingreso a la oficina de trámites (21 por ciento).

El estudio mostró que de quienes no contaban con su documentación legal, alrededor de un tercio afirmó haber tenido impedimento para acceder a algún servicio, haber padecido un acto de acoso o un hecho de violencia, o haber vivido en algún momento de su vida las tres situaciones.

De igual manera, al comparar la situación de la salud mental de quienes contaban con documentación legal y quienes no, se observó una reducción de 32 por ciento de estrés serio o causante de daños fisiológicos y una disminución de entre 22 y 25 por ciento de intentos o planeación de suicidio entre quienes sí tenían documentación legal.

La atención en salud para las personas trans debe ir más allá del apoyo para poder realizar su proceso de transición, se deben impulsar medidas para que alcancen ese bienestar físico, mental y emocional propuesto por la Organización Mundial de la Salud como salud, entre ellas, el que se les reconozca legalmente su identidad de género, un hecho que, de acuerdo con los investigadores, es fundamental para impactar de manera positiva en la salud mental de las personas trans.

Y no sólo en su salud mental sino en su vida en general, pues les permite gozar de su derecho a la libre determinación, la dignidad y la libertad y acceder a servicios de salud, buscar empleo, recibir apoyos sociales y viajar, aseguraron los especialistas.

 

Al comparar la situación de la salud mental de quienes contaban con documentación legal y quienes no, se observó 32 por ciento menos estrés serio o causante de daños fisiológicos y una disminución de entre 22 y 25 por ciento de intentos o planeación de suicidio entre quienes sí tenían documentación legal.

 

Más retos

Desde finales del siglo pasado, a partir de una serie de procesos legales llevados a cabo en Francia en aras de reconocer la identidad legal de algunas personas trans, en su ética indolora, el filósofo Gilles Lipovetsky cuestionaba las políticas que se negaban a la posibilidad de reconocer la modificación del sexo de una persona en clara negación de un derecho a la vida privada, a una reivindicación de la personalidad singular y a la reunificación del yo más allá de la naturaleza.

Por eso, cada vez que se otorgaba la posibilidad de realizar un cambio de sexo en los documentos legales, éste representaba un triunfo de la ética de los derechos y el desarrollo subjetivo que permite cuestionar los cánones de una moral categórica en la que los valores de la tolerancia están ausentes, advertía el autor de El crepúsculo del deber.

De acuerdo con el pensador francés, en el mundo contemporáneo se debe reconocer el derecho a una “geometría variable”, la cual, ya no promueve el carácter absoluto del estado de las personas y del respeto al cuerpo humano como un ente inmutable. Una realidad aún pendiente en la mayoría de los países del mundo, pues sólo 30 cuentan con mecanismos legales para reconocer las identidades de las personas trans.

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