Infodemia, la otra epidemia — letraese letra ese

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Infodemia, la otra epidemia


A principios de año comenzaron a visibilizarse en los medios de comunicación de todo el mundo los brotes de infección por el virus SARS–Cov-02, que provoca la enfermedad COVID-19. Desde entonces, un sinnúmero de noticias falsas y sin filtros de calidad se han diseminado por todos los continentes. En la era de las transmisiones en tiempo real existe desinformación que se ha extendido alrededor del globo y este hecho a su vez ha propiciado que la población tenga un gran desconocimiento alrededor de la crisis sanitaria.

La desinformación que se extiende alrededor de la pandemia ha provocado que las medidas de contención del brote se vean afectadas. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido al fenómeno de propagación de noticias falsas, así como la información alarmista que genera miedo en la población, como infodemia.

En México, las agresiones hacia personal médico se hicieron presentes debido a que un sector de la población considera que son un foco de propagación de COVID-19; el actuar de agresores se gesta en el pánico de adquirir el virus y poner en riesgo la propia vida.

La información excesiva sobre un tema permite que una persona enfoque toda su atención y energía exclusivamente a un fenómeno, en este caso la pandemia, esto puede traer consecuencias en términos de salud mental a corto plazo, ya que las decisiones que se tomen se basarán más en el miedo que en un análisis objetivo de los sucesos.

Emociones

En el libro Estados nerviosos, cómo las emociones se han adueñado de la sociedad, el sociólogo William Davies explica que acostumbrarse a los sucesos “en tiempo real” y al consumo constante de los medios genera que la sociedad confíe más en las sensaciones y las emociones que en las noticias respaldadas en pruebas, de modo que la información se valora más por su celeridad e impacto que por su objetividad.

En un contexto de pandemia, esta “falsedad emotiva” no solo evita que la población tome decisiones adecuadas para prevenir la enfermedad de COVID.-19, sino que al generar histeria, se promueve el estigma y odio, pues quien ha adquirido el virus es visto como un enemigo que debe permanecer lejos para evitar un “daño mayor”. Lo anterior propicia que quienes sienten síntomas, los oculten para evitar una segregación social, por tanto, no se toman las medidas necesarias de protección.

Davies, también codirector del Centro de Investigación de Economía y Política de Universidad Goldsmith de Londres, detalla que si bien en situaciones de peligro físico, en las que el tiempo es esencial, es lógica una reacción ágil, cuando se está influenciado por datos “en tiempo real” el actuar de la población se apega a lo impulsivo sin un análisis mayor.

Más allá de las noticias falsas, que por sí solas son un peligro para consumidores de contenidos, la exposición a información inadecuada (alarmista) que propicia miedo termina por convertirse en una amenaza latente ya que una situación pacífica se pueden tornar peligrosa. El especialista detalla que las noticias, los mercados financieros, las amistades y el trabajo nos someten a un continuo flujo informativo, lo que dificulta que veamos las cosas con perspectiva y construyamos un retrato más fiable de éstas.

Para contrarrestar este fenómeno, la OMS ha insistido en la necesidad de generar información basada en pruebas científicas que den prioridad a la salud pública.

Wiliam Davies define a los estados nerviosos como el turbio espacio en el que las personas y gobiernos viven en un constante y agudizado estado de alerta que se apoya cada vez más en el sentimiento que en la realidad. En la pandemia de COVID-19, la infodemia se potencializa con la propagación de ideas que generan miedo en la población, de modo que las medidas de contención del brote han sido insuficientes, por ello es necesario contrarrestarla con información basada en la ciencia y en una evaluación constante de la calidad de la información.

Por su parte, el sociólogo Silvio Waisbord, profesor de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington, ha cuestionado la forma en la que figuras públicas o dirigentes políticos postulan grandes transformaciones futuras facilistas después de la crisis sanitaria, debido a que dejan en segundo plano a las personas expertas en las diferentes materias vinculadas a la pandemia.

El analista insiste en que el desarrollo de la pandemia por COVID-19, dependerá de la medida en que se haga llegar la información correcta a la sociedad. Por ello, los medios de comunicación deben tener mayor cuidado al presentar información para dar prioridad al respaldo científico que permita brindar herramientas a la población más que introyectar miedo y generar histeria.

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