El dolor crónico es real — letraese letra ese

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El dolor crónico es real


El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable que puede estar vinculada con un daño real o potencial de los tejidos. También se puede manifestar como síntoma o complicación de enfermedades infecciosas, por ejemplo, un brote de herpes zóster, o de padecimientos crónicos como la diabetes o algún tipo de cáncer.

Cada persona es capaz de percibir dolor en el cuerpo con una variable intensidad, es decir, todas las personas en condiciones normales de dolor tienen un rango sensitivo, sin embargo, este umbral es variable de acuerdo con cada persona. Por lo tanto, es subjetivo porque cada quien lo interpreta de manera distinta.

La situación cambia un poco cuando la gente presenta dolor crónico, ya que tiene menos tolerancia al dolor porque el cuerpo se encuentra sensibilizado por la memoria al dolor que genera respuestas más intensas a estímulos más pequeños. Se considera que el dolor es crónico cuando se presenta por tres meses o más tiempo en la persona, de manera ininterrumpida.

Dolores diferentes
Más allá de obstaculizar las actividades de esparcimiento, el dolor crónico puede generar incapacidad para realizar actividades cotidianas como darse una ducha, caminar distancias cortas, salir sin compañía, hacer ejercicio, dormir adecuadamente o conducir un auto, dependiendo de la gravedad de la situación en la que se encuentre la persona afectada.

Las personas con edad avanzada son más propensas a desarrollar dolor crónico debido a que pueden tener afecciones del sistema musculoesquelético o por desgaste articular, que condiciona osteoartritis y que suele manifestarse con dolor de cadera, espalda, rodilla y hombros.

De igual manera, en personas con diabetes pueden presentarse dolores neuropáticos, y las que desarrollan tumores o cáncer son más propensas a tener dolor crónico debido a que su cuerpo puede tener afecciones en varios tejidos.

En el caso de las personas con cáncer, María del Rocío Guillén Núñez, médica anestesióloga y especialista en medicina del dolor y cuidados paliativos, explicó que los tratamientos de quimioterapia condicionan al dolor por diversas causas, ya que, al matar las células tumorales también causan daño estructural de las fibras nerviosas. En este caso se pueden administrar fármacos que disminuyan la percepción desagradable; sin embargo, es común que cuando terminan los ciclos de terapia disminuye la intensidad del dolor y con antioxidantes se puede revertir parcial o por completo el síntoma de dolor.

Para la especialista, adscrita a la clínica del dolor del Instituto Nacional de Cancerología, el dolor puede convertirse en la propia enfermedad, es decir, algunas personas que tienen enfermedades crónicas y presentan dolor es difícil erradicarlo; sin embargo, entre un 20 y 25 por ciento de personas con tratamiento pueden dejar de presentar molestias.

Tratamiento
Cuando se habla de control efectivo del dolor crónico, no necesariamente se reduce al 100 por ciento, no obstante, los diferentes grupos de medicamentos, así como las terapias tópicas (geles o parches) buscan mejorar la estabilidad funcional de la persona, de modo que se reduzca el dolor y sea menos perceptible a fin de poder reintegrarse a las actividades cotidianas, señaló la también directora médica de la Clínica Alive.

Existen diversos tratamientos para atender el dolor, y éstos dependen de la causa que lo provoca y de la intensidad que tenga, por ello es indispensable hacer un diagnóstico adecuado para identificar las necesidades de atención.

Cuando hay dolor, se debe acudir al personal médico calificado, ya sea de primer contacto o especialista, ya que no es normal vivir con dolor. Si las opciones recibidas no han dado resultado, existen especialistas en manejo del dolor, quienes además de dar opciones farmacológicas, realizan un manejo intervencionista de los procesos dolorosos con la intención de mejorar de manera importante la calidad de vida de las personas.

Hay técnicas que por medio de formas percutáneas (en las cuales no se abre la piel) introducen diferentes sustancias en los sitios afectados. Tales sustancias pueden ser anestésicos locales, esteroides o medicina regenerativa, esto depende del requerimiento de cada persona. Esto disminuye el dolor y mejora la función de la persona. En algunas ocasiones se regenera una parte del tejido, de modo que se percibe mejoría.

El curso natural de la causa del dolor puede cambiar, por ello, se deben ajustar los tratamientos. En algunos casos las terapias son atemporales y en cuanto se dejan de tomar no hay riesgo de regresar al dolor, sin embargo, otro grupo de personas deben continuar con los tratamientos permanentemente, con ajustes adecuados a la respuesta interindividual.

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