Nuevos esquemas para VIH — letraese letra ese

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Nuevos esquemas para VIH


En los últimos meses, ante reportes de desabasto de medicamentos antirretrovirales en algunas partes del país y la posibilidad de que los recursos económicos disponibles para brindar tratamiento a quienes viven con VIH sean insuficientes, un grupo de especialistas de diferentes instituciones de salud del país revisaron el modelo actual de medicación y plantearon nuevas alternativas para eficientizar recursos y mejorar la calidad de vida de las personas que viven con el virus.

Escenario complejo
En medio de una tensión generada por el posible desabasto de antirretrovirales en varias partes de la República Mexicana, un grupo de especialistas encabezados por  Gustavo Reyes Terán, jefe del departamento de Investigación en Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Juan Sierra Madero, jefe del departamento de Infectología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y Andrea González directora de la Clínica Especializada Condesa de la Ciudad de México, se dieron a la tarea de revisar los esquemas de terapia antirretrovirales que se prescribían actualmente y elaborar una propuesta de mejora basada en la evidencia científica y en las recomendaciones internacionales. Una vez elaborada la propuesta, las y los especialistas, acompañados por organizaciones civiles agrupadas en el Consejo Ciudadano en VIH de la Ciudad de México, la presentaron ante el secretario de Hacienda y funcionarios de la Secretaría de Salud, quienes, al ver las ventajas tanto económicas como de beneficio para las más de cien mil personas con VIH atendidas por esa institución de Salud, decidieron echarla a andar. 

La Guía de manejo antirretroviral de las personas con VIH en México establece la posibilidad de utilizar 20 fármacos antirretrovirales en el tratamiento de personas que viven con VIH o sida en 32 presentaciones, incluyendo presentaciones coformuladas que se proveen a la población adulta y pediátrica. Esos fármacos se deben dar combinados entre sí para mayor efectividad. La dificultad estriba en que la existencia de mayor número de medicamentos permite mayor número de combinaciones, lo que complica innecesariamente los tratamientos y el monitoreo clínico de los pacientes. 

Lo anterior, provoca situaciones como la resistencia del virus a los fármacos, el uso de medicamentos de forma incorrecta y que alrededor de 30 mil personas tomen esquemas obsoletos, algunos de los cuales fueron retirados de las guías de tratamiento internacionales desde hace años.

Datos obtenidos por investigaciones del INER  indican que la resistencia del virus a ciertos fármacos ha aumentado significativamente en la última década  con un umbral de casi el 10 por ciento, lo cual significa, en términos de salud pública, una intervención para cambiar las guías de tratamiento.

 

En diferentes países del mundo se han comenzado a cambiar los esquemas de tratamiento de VIH para eficientizar los recursos económicos para hacer frente
a la pandemia y actualizar la respuesta médica.

 

Resultados publicados en la revista británica The Lancet mostraron que en México existe una resistencia a los inhibidores de la transcriptasa inversa análogo de los no nucleósidos (ITIAN) de alrededor de 9 por ciento y a otros esquemas a base de inhibidores de la transcriptasa inversa de cinco por ciento. Sin embargo, ambas modalidades continúan siendo ampliamente utilizadas, sobre todo en aquellas personas que van a iniciar la toma de tratamiento por primera vez.

Aunado a la resistencia hacia los esquemas de tratamiento médicos, su compra implica una erogación de más de tres mil millones de pesos al año, sin tomar en cuenta, que anualmente, se detectan, en promedio, 10 mil nuevas infecciones, las cuales no están contempladas dentro de dicho presupuesto.

Nuevo paradigma
Ante la conjunción de varios escenarios que podrían dificultar la respuesta al VIH en México, entre ellos el económico, pero también el de una desactualización de las guías de tratamiento vigentes, el grupo de especialistas propuso una  propuesta de simplificación o más bien, un nuevo paradigma, en el manejo de esquemas de tratamientos antirretrovirales en el país.

Dicha propuesta tiene cuatro ejes clave: reducir esquemas de tratamientos, manteniendo la eficacia y disminuyendo los efectos adversos e interacciones farmacológicas; depurar claves de medicamentos obsoletos; supervisión individual de casos específicos y garantizar un mejor monitoreo y seguimiento clínico de las y los usuarios en los servicios especializados.

Para la sugerencia de reducción de esquemas de tratamientos, se basaron en cinco elementos clave: la capacidad del medicamento para controlar el virus; la seguridad del mismo (pocos efectos adversos); la simplicidad de la toma;  la resistencia del virus hacia el fármaco y su costo. Todo lo anterior, respaldado  en evidencia científica.

Las guías de medicación vigentes en nuestro país recomiendan el uso de dos  inhibidores de la transcriptasa inversa análogo de los no nucleósidos (ITIAN) disponibles en el país en conjunto con inhibidores de transcriptasa o de proteasa.

Derivado de la resistencia existente a dichos fármacos y a los altos costos pagados por los medicamentos, los especialistas han propuesto dos caminos para afrontar la situación. El uso de dos ITIAN, de preferencia tenofovir, y un inhibidor de la integrasa o dolutegravir. O simplificar aún más la terapia y sólo utilizar dolutegravir en conjunto con un ITIAN, de preferencia en una versión genérica.

Hasta el momento, no se había considerado el uso de inhibidores de la integrasa como una posibilidad para iniciar tratamiento, pero la evidencia científica ha mostrado sus beneficios a corto plazo.

 

Los especialistas calculan que el costo mensual del tratamiento para VIH debe de ser de alrededor de mil 300 pesos, pero actualmente es superior a los dos mil pesos,
entre otras causas, por que México es uno de los países de la región que paga los precios más altos por medicamentos.

 

Evidencia científica
Desde hace algunos años, estudios como el PADDLE o  el ACTG A5353, llevado a cabo por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, mostraron que con sólo el uso de un inhibidor de integrasa en conjunto con un ITIAN es suficiente para que las personas alcancen una carga viral indetectable en un período no mayor a seis meses.

Además de que dolutegravir, el inhibidor de la integrasa utilizado, tiene una alta barrera genética, es decir, tiene la capacidad de resistir a varias mutaciones del virus, baja toxicidad y seguridad, convirtiéndolo en el candidato ideal para ser tomado por las personas que van a comenzar a tomar terapia antirretroviral.

Uno de los primeros países que utilizó está evidencia fue Brasil, donde desde 2017, el Sistema Único de Salud, proporciona de manera gratuita la biterapia, alcanzando, a la fecha, a 122 mil personas de las más de 500 mil que son usuarias de los servicios públicos de salud, en espera de que el cambio de esquema sea paulatino.

Sustentabilidad
De acuerdo con las autoridades sanitarias brasileñas, antes de la implementación de la biterapia, el costo de una dosis de dolutegravir era de aproximadamente de 8.8 dólares  mientras que hoy, tras varias negociaciones, llegó a un dólar por dosis, hecho que ha representado un ahorro de varios millones de dólares para los programas de salud, debido a que el medicamento que complementa la terapia es una versión genérica.

Para el caso de México, se espera que ocurra la misma situación, pues el cuerpo de especialistas calcula que  el costo de los fármacos tiene que bajar debido a la demanda y a que se dejarán de comprar ciertos medicamentos que serán sustituidos por los del nuevo esquema, incrementándose los volúmenes de compra y los márgenes de negociación de los precios.
Pero el beneficio no sólo sería en términos económicos, ya que los cálculos más pesimistas indican que el ahorro anual sería de 500 millones de pesos, pudiéndose alcanzar más de mil millones de pesos, sino que también se reflejaría en que las personas tomarán medicamentos con menores efectos secundarios, situación que conlleva a una mayor adherencia y a mejorar la calidad de vida de las personas.

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