Matar y morir por honor — letraese letra ese

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Matar y morir por honor


Es septiembre de 1852. El imperio ruso ha conquistado el Cáucaso y comenzado a apaciguar la zona y a “civilizar” a los nativos de Azerbaiyán. En ese contexto, un joven de 16 años es violado por otro hombre.

El chico, llamado Aliaza, trabaja vendiendo uvas en la capital. Ahí lo encuentra su agresor, quien lo sigue hasta a su casa y, con el pretexto de comprarle uvas, logra entrar. Una vez ahí, lo viola a punta de pistola.

El delincuente es arrestado, pero a pesar del testimonio de Aliaza, el de su madre y el de otros dos testigos, es dejado libre con la única indicación de quedarse confinado en su pueblo. Ya para 1858, se deja de dar seguimiento al caso, dada la “buena conducta” del violador.

Según explica Kristin Collins-Breyfogle, historiadora de la Universidad del Estado de Ohio, en su artículo Rape and Manhood in Nineteenth-Century Caucasus, en el Cáucaso del siglo XIX el violar un hombre era considerado un crimen horrendo que podía derivar en la muerte no sólo del agresor sino también de la víctima. La comunidad azerí creía que los hombres debían defender su virilidad y el honor de su familia con violencia, incluso matando.

En otras palabras, la comunidad de Aliaza pensaba que él “se había dejado” violar y que sufrió ese ataque porque no peleó lo suficientemente fuerte. Así, dice la autora, los padres decían a sus hijos que debían restaurar el “más alto honor” para la familia, lo cual era una forma de mantener el orden social, “aun cuando el orden estuviera ligado “a la masculinidad de alguno”.
El gobierno ruso, por su parte, evadió intervenir en el caso por temor a la desestabilización social de la zona.

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