“¿Los homosexuales nacen o se hacen?”, suelen preguntar aquellos heterosexuales que no comprenden cómo una persona puede gustar de alguien de su mismo sexo. Como si el cómo surgió o de dónde viene ese gusto fuera relevante. Sin embargo, si fuera necesario responder a esa pregunta, Gay Gigante ayuda a contestarla con un verbo diferente: los homosexuales se descubren.

Se trata de la primera obra de narrativa gráfica de Gabriel Ebensperger, ilustrador de origen chileno cuyo trabajo ha aparecido en diversas publicaciones a lo largo de su creciente carrera. Pero fue en su blog personal donde el autor comenzó a hacer viñetas sobre un personaje inspirado en sí mismo: un joven que un día, en una fotografía instantánea (antes de los teléfonos “inteligentes”) descubrió que, a su crítico parecer, se veía muy gay y muy gigante.

Gay Gigante. Una historia sobre el miedo lleva a quien lo lee a conocer la vida de un niño que cobra consciencia de que hay algo distinto en él, pero no lo cataloga sino hasta que comienza a recibir mensajes de su entorno: el desprecio por lo homosexual está presente en su familia, en su escuela, en la sociedad. Ni él ni nadie quiere ser objeto de desprecio, por lo que se da una lucha entre el gusto por cantar las canciones de Yuri mientras juega con sus amigos al festival de la canción de Viña del Mar, y comportarse como el “hombrecito” que se espera que sea.

Si bien esta obra consigue una rápida identificación con las generaciones más jóvenes –quizás principalmente por su formato de cómic–, también se conecta con un rango de adultos que, como el autor, fueron adolescentes durante los años noventa, pues está cargada de referencias a la cultura pop de aquellos años. Pero también, y no menos importante, se trata de una historia que puede atrapar a las y los lectores heterosexuales, muchos de los cuales tienen hijos que posiblemente estén atravesando por los mismos miedos por los que atravesó este gay gigante.

Gay gigante. Una historia sobre el miedo
Editorial Tusquets
México, 2016